Informe 12-13. Murcia - Foro Ignacio Ellacuría

- La imposibilidad de desligar las manifestaciones de violencia juvenil del entorno
micro y macro donde se producen.
- La necesidad de entender la violencia juvenil en el marco de la construcción individual
y social (de ahí la importancia de lo grupal y la ideología como dos de los
pilares del análisis) de la identidad y en su relación con el poder (la violencia de los
jóvenes como búsqueda de éste para ocupar un espacio social o como respuesta al
desequilibrio en la distribución del mismo).
I.- Jóvenes sin tregua (conclusiones)
1.- Violencias (des)naturalizadas
La relación entre jóvenes y violencia no es innata. Sin embargo, muchas corrientes
de pensamiento han visto la juventud como hilo conductor de manifestaciones
violentas en contextos y culturas políticas distintas. A comienzos del siglo pasado,
la edad se convirtió en argumento explicativo de las explosiones cíclicas de violencia
de las sociedades modernas, fueran éstas políticas (revoluciones) o gratuitas. Se
hablaba de una edad conflictiva en la que la metamorfosis corporal se traducía en crisis
psicológicas y tensión social. Stanley G. Hall, por ejemplo, hablaba de la adolescencia
como una antigua fase de barbarie por la que pasó la especie.
Otras causas que han llevado a la naturalización de esta identificación han sido
la consideración de la juventud como una eterna batalla en pos de la identidad social
y el hecho de que la mayor parte de las representaciones mediáticas de la violencia
sean juveniles. De hecho, pocas veces vemos en los medios a los jóvenes no violentos.
Desnaturalizar esa imagen supone:
- Considerar la violencia como fruto de las tensiones que recorren la sociedad.
- Descubrir que su asociación con los jóvenes es muchas veces consecuencia de
la relación de desigualdad que éstos tienen en nuestras sociedades.
- Recordar que no se es joven a la misma edad y de la misma forma en distintos
lugares y que todos los jóvenes no tienen la misma reacción ante la adolescencia.
- Resituar la violencia ejercida y padecida por los jóvenes en las luchas por el
poder, así como resituar los códigos compartidos que la inspiran en las luchas por
el significado.
2.- Violencias (re)politizadas
Resulta imposible separar políticas y culturas de la violencia juvenil. Para acercarse
a este fenómeno puede resultar útil la distinción propuesta por Bourgois en el
primer capítulo de esta misma obra:
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