Informe 12-13. Murcia - Foro Ignacio Ellacuría

5. La formación de los evangelios y los datos sobre Jesús.
6. De los Evangelios al Jesús de la historia: Los métodos exegéticos.
7. La historicidad de los Evangelios.
8. El misterio de Jesús, el Mesías, Hijo de Dios.
La Bibliografía de referencia era la que sigue:
J. CABA, De los Evangelios al Jesús Histórico. Introducción a la Cristología,
Madrid, BAC, 1971
J. CERVANTES GABARRÓN, Sinopsis bilingüe de los tres primeros evangelios con
los paralelos del Evangelio de Juan, Verbo Divino, Estella, 2004
R. FABRIS, Jesús de Nazaret. Historia e interpretación, Sígueme, Salamanca 1998.
J. I. GONZÁLEZ FAUS, La humanidad nueva, Sal Terrae, Santander 71984.
H. C. KEE, ¿Qué podemos saber de Jesús?, El Almendro, Córdoba 1992.
R. LATOURELLE, A Jesús el Cristo por los Evangelios, Salamanca, 1982.
F. MARTÍNEZ FRESNEDA, Jesús de Nazaret. Espigas, Murcia 22007.
J.P. MEIER, Un judío marginal. Nueva Visión del Jesús histórico, 4 vol, Estella,
Verbo Divino, 1998-2003
J. O´ CALLAGHAN, (ed.), La Formación del Nuevo Testamento, (Reseña Bíblica
13) Estella, Verbo Divino, 1997.
J.A. PAGOLA, Jesús, aproximación histórica, PPC, Madrid, 2007.
J. RATZINGER, Jesús de Nazaret. Desde el bautismo a la transfiguración, Editrice
Vaticana, Ciudad del Vaticano, 2007.
E.P. SANDERS, La figura histórica de Jesús, Verbo Divino, Estella 2000.
E. SCHILLEBEECKX, Jesús. La historia de un viviente, Cristiandad, Madrid 1981.
R. SCHNACKENBURG, La persona de Jesucristo reflejada en los cuatro Evangelios,
Barcelona, Herder, 1998
G. THEISSEN – Annette MERZ, El Jesús histórico, Sígueme, Salamanca 1999.
Los conceptos de “historia” y “fe” están estrechamente relacionados en lo que
afecta al personaje Jesús de Nazaret. Theissen afirma que “los cristianos, después de
pascua, expresaron sobre Jesús más (cosas más grandes y profundas) de lo que el
Jesús histórico había dicho sobre su persona. Esta “plusvalía” de la cristología pospascual
sobre la conciencia prepascual de Jesús se basa históricamente en los sucesos
de pascua. A través de ellos, el Jesús histórico pasó a ser el “Cristo kerigmático”, es
decir, un personaje proclamado como salvador y redentor” (G. Theissen, El Jesús histórico,
p. 562).
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