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valores del IDH en el 2002 y su tasa de crecimiento<br />
en el período 2002-2009 (coeficiente de Pearson<br />
=-0.464). Este es un hecho positivo, si se trata de<br />
reducir las brechas de inequidad.<br />
Desde la óptica del paradigma del desarrollo<br />
humano, esto es alentador, ya que éste no solamente<br />
se preocupa por el crecimiento económico,<br />
sino que da relevancia a otros funcionamientos<br />
importantes para el desarrollo del ser humano,<br />
como lo son la educación y la salud. Reducir la<br />
inequidad en estas dimensiones, puede conducir a<br />
la larga a una reducción en las brechas de ingreso.<br />
Como se señala en un estudio Martínez (2006), “la<br />
educación es percibida como un determinante para<br />
el equilibrio y su expansión permite el bienestar<br />
económico de un país. Muchas investigaciones<br />
han estudiado la relación entre la educación y la<br />
desigualdad del ingreso. Aunque las estadísticas,<br />
especificaciones y modelos difieren entre ellos, han<br />
concluido que incrementos en el promedio escolar<br />
disminuyen la desigualdad del ingreso”.<br />
En resumen, Honduras ha progresado en<br />
desarrollo humano en el período 2002-2009,<br />
aunque el ritmo de este progreso varía considerablemente<br />
entre departamentos, municipios y en<br />
función de la dimensión que se esté analizando.<br />
En las dimensiones de salud y educación, todos<br />
los territorios han avanzado, aunque mucho más<br />
en la segunda que en la primera. Existe, por otro<br />
lado, una tendencia a reducir las inequidades en<br />
ambas dimensiones.<br />
En lo que respecta a la dimensión de ingresos,<br />
la historia es diferente. En primer lugar, se han<br />
presentado retrocesos, ya que en promedio, los<br />
habitantes de algunos departamentos y municipios<br />
han experimentado una pérdida de poder<br />
adquisitivo a través de sus ingresos. En segundo<br />
lugar, no se visualiza un patrón de convergencia<br />
que conduzca a reducir las inequidades en este<br />
ámbito en el corto plazo. Se hace necesario revisar<br />
los lineamientos de política pública para impulsar<br />
un crecimiento económico que conduzca a la<br />
equidad en el acceso a oportunidades de todos<br />
los hondureños.<br />
6.5 El impacto de la inequidad en el<br />
desarrollo humano de Honduras<br />
Se ha evidenciado que, a pesar que el progreso<br />
en desarrollo humano ha disminuido la inequidad<br />
territorial en la última década, al menos en las<br />
dimensiones de salud y educación, las brechas<br />
territoriales continúan siendo considerables. Esto<br />
RECUADRO 6.2: Índice de Desarrollo Humano ajustado<br />
por Desigualdad<br />
El IDH ajustado por desigualdad (IDH-D) es un índice reconocido<br />
y de uso internacional, cuyo nombre será respetado<br />
para la titulación de gráficos correspondientes al mismo,<br />
y cuando se haga referencia directa al IDH ajustado<br />
por desigualdad. Sin embargo, los resultados emanados<br />
del IDH-D en términos de impacto y/o pérdidas por desigualdad,<br />
son interpretados durante el análisis del Informe<br />
como indicadores de inequidad. Esta consideración metodológica<br />
permanece coherente con la posición conceptual<br />
adoptada en este Informe (ver Capítulo 1), donde las<br />
desigualdades, incluyendo aquellas medidas por el IDH-D,<br />
se consideran como injustas y socialmente remediables.<br />
Fuente: Elaboración propia.<br />
no es nada halagüeño, pues hasta ahora también<br />
se ha argumentado que la inequidad constituye<br />
en general un obstáculo al desarrollo humano del<br />
país. Para avanzar en esta argumentación, una pregunta<br />
clave debe ser planteada: ¿Qué tanto afecta la<br />
inequidad al desarrollo humano de Honduras?<br />
Una forma de responder la pregunta anterior,<br />
es midiendo el impacto de la inequidad sobre el<br />
IDH. Académicos internacionales se han dado a<br />
la tarea de formular una metodología para poder<br />
ajustar el IDH dando cuenta de las pérdidas en<br />
desarrollo humano generadas por las inequidades<br />
en las tres dimensiones básicas: salud, educación<br />
e ingreso. A este nuevo índice se le conoce como<br />
el IDH ajustado por Desigualdad (IDH-D). Una<br />
versión preliminar del mismo ya había sido publicada<br />
en el Informe sobre Desarrollo Humano de<br />
México en el 2002 (PNUD México, 2003). Una<br />
versión más elaborada se publicó en el Informe<br />
sobre Desarrollo Humano de la región de América<br />
Latina y el Caribe del 2010 (PNUD, 2010c) y en<br />
el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano<br />
(PNUD, 2010b).<br />
Tal como se explica en el Informe Mundial sobre<br />
Desarrollo Humano del 2010, “el IDH-D no<br />
sólo toma en cuenta el desarrollo humano promedio<br />
de un país, medido a través de los indicadores<br />
de salud, educación e ingresos, sino también su<br />
distribución. Por ejemplo, podríamos decir que<br />
cada uno de los individuos de una sociedad tiene<br />
un ‘IDH personal’. Si cada persona tuviese la<br />
misma esperanza de vida, escolaridad e ingresos<br />
y, por ende, el nivel promedio de la sociedad en<br />
cada variable, el IDH de esta sociedad sería igual al<br />
de cada persona y, por consiguiente, el IDH de la<br />
‘persona promedio’. En la práctica, hay diferencias<br />
entre los individuos y el IDH promedio difiere<br />
de los niveles de los IDH personales. El IDH-D<br />
DESARROLLO HUMANO EN HONDURAS: LIMITADO POR LA INEQUIDAD TERRITORIAL<br />
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