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292 MEMORIA DEL COLEGIO NACIONAL<br />

rente en una localidad respecto a lo que sería en otra, no sólo por las<br />

condiciones climáticas que a cada una correspondan, sino por las peculiaridades<br />

del suelo y las modalidades igualmente locales del vivir. Por<br />

todo esto y más, que hemos de ir puntualizando en otro lugar de nuestro<br />

estudio, este determinante de la localización que deba tener la casa, su<br />

ubicación, se constituye en otro de los tres determinantes a que hacíamos<br />

mención anteriormente. La segunda y elemental pregunta que haremos,<br />

al lado de la primera: ¿el para qué? será ¿el adonde?, el Destino al lado<br />

de la Ubicación, pudiendo anticipar que esto, la ubicación, es autonómica,<br />

no así el destino que requiere anclarse en un dónde.<br />

En posesión de los dos determinantes destino y ubicación o a la in<strong>ver</strong>sa,<br />

nuestra creación puede ya llevarse al cabo, pero quienquiera que<br />

sea consciente de sus responsabilidades no podría, aun cuando sólo fuese<br />

un simple artesano, proceder a imaginar la susodicha casa de nuestro<br />

ejemplo, sin precisar la respuesta a otra pregunta elemental como las<br />

anteriores, aunque igualmente sustancial: con qué se va a hacer la casa.<br />

Y este con qué, no sólo habla de la materia prima o material de edificación,<br />

sino se refiere a la base económica, al precio, a la condición<br />

económica, en suma, de los medios que deban emplearse. Sólo al poseer<br />

la cabal respuesta a la trilogía de determinantes formales, nuestra imaginación<br />

creadora dispondrá de los elementos que precisaba para lanzarse<br />

a la objetivación en espacios arquitecturables de la casa que se le<br />

ha solicitado hacer, en la imaginación primero, en el papel en seguida<br />

y en la espacialidad ubicada al final.<br />

Esta aproximación inicial, pese a su sencillo mecanismo, de raigambre<br />

fenomenológica, como ya se habrá observado, auxiliará las reflexiones<br />

que han de seguir, sólo que ahora contemplaremos la programación<br />

fáctica desde un punto de vista más abstracto y, por tanto, amplio, aunque<br />

como se <strong>ver</strong>á, igualmente simple.<br />

Qué sea el programa, se deduce sin esfuerzo de la estructura de<br />

todo hacer humano y mejor del hacer construcciones. Permítaseme recordar<br />

aquí qué sea construir en la acepción más lata posible: es transformar<br />

una materia primera para adaptarla a una finalidad causal. De modo<br />

que construir es transformar, es cambiar de forma a la materia primera;<br />

primera, por ser elemento en el proceso constructivo, para que por su<br />

nueva forma se adapte a la finalidad-causa, a la que es causa y es fin<br />

en el mismo hacer.<br />

De otro modo: todo construir es una transmutación formal con miras<br />

a un fin-causa. Las artes en general, no son en su esencia categórica<br />

sino eso: construcciones que se hacen; son actividades prácticas que per-

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