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328 MnMORIA DEL COLEGIO NACIONAL<br />
pone, que son las di<strong>ver</strong>sas obras individuales, cada una como obra, y<br />
producidas por los di<strong>ver</strong>sos creadores, individuos también cada uno.<br />
La cultura es la que da, en consecuencia, la unidad de conmensuración<br />
relativa para determinar los rad'ios de vigencia en lo espacial, lo<br />
mismo que en lo temporal, de una programación. Si, por ejemplo, contemplamos<br />
la manera cómo en una cultura remota se extendió el albergue<br />
inimano, nos percataremos de que, por lo menos, existen una serie de<br />
coincidencias con nuestra actual cultura occidental, referentes a la esencia<br />
de la arquitectura y a los determinantes del ser humano, que van desde<br />
sus más elementales dimensiones físico-biológicas hasta las proyecciones<br />
más o menos primarias del espíritu en el modo de entender la vida.<br />
Al comparar los modos de vivir contemporáneos en di<strong>ver</strong>sos países o<br />
espacialidades geográficas, encontraremos que la proximidad en tiempo<br />
nos hace, por razones históricas, coincidir en multitud de aspectos, porque<br />
pertenecemos a una cultura que nos envuelve por igual, pero a la vez<br />
encontramos que en cada localidad se van dando matices inconfundibles<br />
que precisamente provienen de las perspectivas locales en sus áreas no<br />
coincidentes con las de otros lugares. Estas disidencias hacen que los<br />
programas locales difieran en parte de los de otros espacios geográficos,<br />
y por tanto, que lo coincidente sea de menor amplitud a medida que<br />
nos alejamos en tiempo o que consideramos dentro de una misma cultura<br />
espacialidades muy distantes entre sí, sea por sus condiciones propiamente<br />
geográficas o por las modalidades que se incrustan en el esquema<br />
colectivo y local.<br />
Estas realidades se presentan muy claramente cuando se concentra<br />
la atención a un solo lugar, a una ciudad, por ejemplo. En ella habrá<br />
condiciones físicas, climáticas y humanas que pueden considerarse uniformes<br />
si no abarcan en detalle más que lo propiamente general, porque<br />
al comparar di<strong>ver</strong>sos géneros de obras, como habitaciones frente a esaielas,<br />
a templos o a salas de audiovisión, se harán manifiestas las<br />
diferencias nacidas precisamente de los géneros, o sea de los di<strong>ver</strong>sos<br />
aspectos de la vida colectiva. Para vivir la casa familiar, se requieren<br />
dentro de una cultura y una localidad y tiempo propios, diferentes<br />
formas espaciales que para hacerlo en un templo o en una sala de conciertos<br />
o de cinematógrafo, y sin embargo, todas estas formas espaciales<br />
responderán a la vez a un haz que, por igual, las ilumina el que procede<br />
de la ubicación misma.<br />
Para significar estas diferencias y coincidencias, se hace conveniente<br />
otro esquema, que a su vez es una <strong>ver</strong>dadera clasificación: por Programa<br />
General entenderemos las finalidades causales que se dan en una ubi-