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ESTRUCTURA TEÓRICA DEL PROGRAMA ARQUITECTÓNICO 301<br />
de ubicar o localizar la obra en un sitio determinado, que proporciona<br />
condiciones especiales y propias, como son las que proceden del clima,<br />
de la configuración del suelo, de las modalidades del vivir humano, al<br />
constituirse en determinante categórico, va más allá de la concreción<br />
espacial geográfica y se refiere a ella y, a la vez, a otra concreción o localización<br />
en el tiempo y en la historia.<br />
La filosofía aristotélica contrapuso en sus categorías el ubi al quando,<br />
la ubicación espacial a la que ofrece lo temporal. Por tal circunstancia,<br />
y aun a riesgo de mo<strong>ver</strong>nos en un plano de equivocldad, al término<br />
ubicación le concedemos, para nuestro estudio y en nuestro campo,<br />
una capacidad determinante doble: en el espacio y en el tiempo, en lo<br />
geográfico y en lo histórico.<br />
Volvamos al problema de la casa, de que nos valimos tan sencillamente<br />
en nuestras precedentes reflexiones acerca de los determinantes<br />
formales y programáticos. Destino, ubicación geográfica y economía de<br />
los medios, no pueden eludir su pertenencia y raigambre al momento<br />
histórico en que se dan; esto es, a una temporalidad ubicada. Al imaginar<br />
una obra, se imagina y crea en un momento propio, en el tiempo<br />
que se vive. No puede ser atemporal, aunque el creador se lo propusiere.<br />
Todos y cada uno de nosotros existimos simultáneamente en el tiempo<br />
y en el espacio; lo mismo nuestras cosas y las que creamos o fabricamos,<br />
a excepción de las idealidades que son posiblemente sólo temporales.<br />
La vida es un eterno fluir que se está dando como el tiempo y en el<br />
tiempo, dejando de ser a cada instante. Cada momento vivimos dejando<br />
de vivir, paradoja ésta inquietante que apasionadamente estudia la actual<br />
filosofía de la vida.<br />
Capital resulta deducir las consecuencias que se derivan de esta irrenunciable<br />
pertenencia al tiempo en una espacialidad. El hombre creador,<br />
lo mismo que el que habita la casa, reaccionan vitalmente en cada momento<br />
histórico ante el tema y ante los mismos determinantes que les ofrece<br />
ciegamente y sin palabras el ambiente geográfico en que se asentará.<br />
Este ambiente abarca desde lo físico del suelo hasta lo espiritual de la<br />
colectividad que en él habita y vive. Al darse una creación arquitectónica<br />
en el tiempo y en la espacialidad, consecuentemente sus determinantes<br />
y exigencias prográmales le serán propias y poseerán una ubicación igualmente<br />
propia. Comparando el programa de la casa de nuestro ejemplo,<br />
con el que se deduce presidió la creación de una casa burguesa del<br />
siglo XVIII en la misma ciudad de México, sin lugar a titubeos nos<br />
daremos cuenta de que el impacto temporal no sólo afecta las modalidades<br />
del destino genérico del habitar, sino las mismas actitudes del