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302 MEMORU DEL COLEGIO NACIONAL<br />

habitante y del creador ante las más o menos invariables condiciones<br />

de la localización o ubicación espacial.<br />

Por lo considerado hasta aquí, el determinante destino adquiere<br />

perfiles propios y diferentes, según la ubicación; más aún, no podemos<br />

desubicar el destino sin correr el peligro de que nuestra desubicación<br />

nos conduzca, como veíamos en nuestra anterior sesión, a negar la habitabilidad.<br />

No podríamos resucitar las modalidades coloniales del vivir<br />

sólo para copiar las formas que se adaptaron a ellas, que se motivaron<br />

por ellas. El destino supone, en fin, la ubicación cronotópica.<br />

La economía de los medios, como tercer determinante, presupone<br />

de igual manera la ubicación. Una casa, como la que hemos mostrado,<br />

sería ahora incosteable para un burgués de situación económica proporcional<br />

en nuestros, días. Un solo elemento, por ejempo, el portón de<br />

madera de cedro rojo, con veinte centímetros de espesor, clavazón de fierro<br />

forjado a mano y herrajes lo mismo, representaría ahora un costo<br />

tan elevado, que el propietario caprichoso que deseara construirlo en<br />

todo semejante, acabaría por preferir una mistificación barata o la in<strong>ver</strong>sión<br />

de su valor en renglones más productivos en comodidad o mayores<br />

dimensiones. Lo que acontece es que los costos de entonces eran<br />

proporcionales a los usos, a la industria de la edificación y a lo habitual<br />

de fabricar todo a mano. Ahora las nuevas condiciones hacen nugatorio<br />

y caprichoso lo que entonces no era sino habitual y corriente. Algo así<br />

como fabricar a mano y sin maquinaria especial una hoja perfecta de<br />

madera multilamlnar. La economía de los medios está, por lo que se<br />

mira, anclada por igual a la ubicación temporal y a la espacial.<br />

Bien sabemos que al dar en esta categoría la concurrencia dual espacio-temporal<br />

a la palabra ubicación, introducimos equivocidad en término<br />

dedicado en su origen latino a la sola localización espacial. El ubi,<br />

como hemos dicho, es determinante espacial y el quando temporal. Hasta<br />

aliora se ha discutido y escrito tanto acerca de estos dos conceptos, que<br />

intentar siquiera justificar nuestra postura al través de la voluminosa<br />

bibliografía de que actualmente cuentan filosofía y ciencia, sería entrar<br />

por terrenos escabrosos y de tal manera amplios, que nos colocarían fuera<br />

de nuestro tema y de nuestra especialidad como arquitecto, aparte de<br />

la confusión que, caso de hacerlo con brevedad, seguramente originaría.<br />

Baste una referencia corta y autorizada, a la vez que reciente: Gebser<br />

dice al referirse al tiempo: "Considerando estrictamente el tiempo en<br />

sí no es ninguna dimensión. Sólo el tiempo horario como tiempo que se<br />

mide, puede ser caracterizado desde un punto de vista físico y geométrico<br />

como dimensión. Y aún así el tiempo como dimensión temporal

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