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causa cualquiera. En tal necesidad, pueden ocurrir
Cuatro casos diferentes, falta de vigor, falla de dulzor,
falla de color, ó falta de olor.
El primer defecto se remedia con añadirle una
cierta cantidad de buen aguardiente. El segundo con
una porción de mosto cocido y concentrado hasta el
punió de arrope. El tercero con una cantidad de casca
fresca de uva tinta, si todavia es tiempo, ó con
una porción de otro vino tinto espeso, ó con un co.
cimiento de virutas de palo de campeche en el mis-
colorado , cual si fuera substancia en el vino. Y el
cuarlo con una infusión de los racimilos en Mor de
las mismas vides, los cuales se cuelgan dentro de las
botas en un saquillo de tela de cedazo; ó con un
atado de mondaduras de camuesa lina, ó de raíz de
lirio de Florencia, ó con un poco de jarabe de franhuesa
, según la magnitud de la bota , y el gusto
de los compradores de cada país. Todo esto requiere
tacto ó un olfato y paladar delicados para no cscederse
una pizca , procediendo por tanteos y en cortas
cantidades hasta coger el lino, como en todas las
cosas.
De las demás drogas y composiciones que suelen
emplearse para corregir un vino agrio, viciado ó degenerado
, no solamente no quiero hablar, sino que
debemos todos esmerarnos mucho en que jamás lleguen
á noticia del vulgo, de los cosecheros y vendedores
de vino, pues además de ser un robo manifiesto
todo cuanto se haga con un vino perdido para
hacerle pasar por bueno , contrae éste una propiedad
venenosa en mas ó menos grado con algunas de estas
mezcolanzas, y debe ser castigado severamente lodo el
que las use , las proporcione y las aconseje á esta
clase inmoral de cantineros, taberneros y tenderos
por m.'iior de vino y vinagre.
Y por último,_ el mejor consejo que croo poder