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pan , y mas si el rancho su lia ile hacer al cslilo del
pais como cu un principio es indispensable para no
chocar con la costumbre y con el gusto de los pobres.
He manifestado , ipic usando de mucha economía , se
necesitarán á lo menos ocho dineros para el pan , y
diez dineros para las dos raciones, que al lodo son diez
y ocho dineros para cada pobre , y suma al mes cincuenta
y tres mil nuevecientos treinta y seis reales ocho
maravedís; tenemos veinte y seis mil trescientos, luego
nos faltan veinte y siete mil seiscientos treinta y seis
reales ocho maravedís. Este déficit considerable nos
pondría en el estado de renunciar á nuestras lilantrópicas
ideas, si no se presentase en nuestro apoyo y afianzase
nuestras esperanzas el axioma político , de que
las grumles empresas mas las lleva á su fin el genio que
los auxilios. He dicho que si se ha de lograr un éxito
feliz, es indispensable principiar con muy poco número
de individuos. La Junta puede hacerlo desde luego
con cien hombres, que aunque progresivamente se aumentasen,
con los veinte y seis mil trescientos reales se
pueden sostener cómodamente hasta ochocientos veinte
y ocho. Colocados estos, ya no vagarían tantos por
las calles de esta Capital, y entre tanto se adoptaban los
medios que be propuesto para el aumento de la suscripción,
ó la Junta escogitaba otros recursos que pudiesen
llenar este objeto. Lo cierto es, que si el público
viese ochocientos veinte y ocho pobres empleados
en un objeto útil y bien mantenidos, por ñoco que se
invitase su generosidad , sobraría dinero Lien pronto
para mantener á los restantes.
Debo esponer igualmente, que aun cuando hubiese
dinero suficiente para pagar con él á los trabajadores,
nunca se debe adoptar este medio; pues como el jornal
jamás escociera de dos á tres reales, con esta pequeña
suma un hombre aislado no puede pasarlo cómodamente
; y á mas se está en el peligro que en vez de invertirlo
en su alimento, lo consuma en el juego ó la
taberna, con detrimento suyo y de la moral pública.