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compendio , de las principales leyes de osla lengua,
al paso mismo que escribía su obra titulada : Origen
de las voces españolas derivadas de las hebreas. Unió
después todas sus esplicaciones, y dándoles una forma
regularj las tituló: Instituciones de la lengua liebrea.
Estas dos obras, que no han visto todavía la luz
pública, facilitaron y allanaron á sus discípulos el conocimiento
de ambos idiomas. Y á haberse impreso,
quizás hubieran impulsado y animado á algún literato
á escribir una buena gramática lie brea , de la que
carecvmos, siendo así que los franceses la tienen escalente
| y los ingleses cuentón tres no inferiores en mérito
á la francesa.
El Gobierno , /pie conocía ya los talentos de este
aprcciable valenciano, le nombró, á propuesta de los
salmantinos. Catedrático del propio idioma en aquella
Universidad. Si en su patria se habia esmerado en hacer
sobresalir su aplicación y afanes por la instrucción
de sus discípulos, aquí redobló sus cuidados, y dio
nuevo lustra á su fama.
Convencido S. M. el Señor I). Fernando VI de !o
eatraordinariO de su saber, le comisionó, en compañía
del I*. Burriel para el reconocimiento de los archivos
y librería tle manuscritos de la Iglesia primada
de Toledo. Poseía las lenguas orientales con tal perfección
, y sobresalía en tanto grado en la paleografía y
numismática , que este encargo no podia ni-nos de llenar
sus deseos. Y en efecto : entregóse con ahinco á
des-nterrar del polvo, que ya siglos los cubría, preciosos
manuscritos, que traducidos al castellano, pasaron
á la Academia de la Historia. Kl trabajo de lia) T
en esle tan honorífico encargo, hizo brillar sus numerosas
conocimientos, su tiuo y su incansable laboriosidad
• pero no produjo aquellos luminosos resultados
que el Gobierno se propuso. Todas las v.-rdudes que
descubriese y que resultasen de este exánvn , no podían
conducir a mas, que á lijar con precisión dos ó