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valores, en comparación con los medios de que puede
valerse un ilustrado gobierno para indemnizarse
superabundantemente de aquellos, con los impuestos
indirectos, cuando crece la riqueza y con ella la población
y el consumo.
¿Y siendo la restauración de la fábrica tan útil
al estado, dejaría de serlo al interés individual de
nuestros fabricantes? Parece importuno y aun ocioso
descender á esta demostración, cuando de la razón
natural se desprende (pie siendo ellos los primeros interesados
en la prosperidad de su arte , á nadie como
á ellos se proporcionan en su fomento tantas y
tan palpables ventajas; y que aun cuando se hiciesen
reformas en sus estatutos, se cambiase el método
actual de dirigir las maniobras de la fabricación,
y no produjesen eslos ensayos los mas prontos y felices
resultados, tampoco podian perjudicarles mucho
, atendiendo al estado actual de su miseria y
atraso, y siendo cierto, generalmente hablando, que
no hay quien pretiera á un largo y positivo padecer
una curación que pueda ocasionar alguna estorston
momentánea. Sin embargo , á su tiempo haré algunas
rellexioncs en apoyo de mi aserción, pasando á demostrar
como he ofrecido «pie las fábricas de Valencia
caminan á su ruina , y que el medio de evitarla
seria elevarla á la perfección de que es susceptible.
Sino fuese tan notoriamente cierto que la decadencia
de nuestras fábricas, y en general la de la industria
española, emana del descuido de perfeccionar
sus manufacturas, hallaríamos en las apuntaciones
históricas de los economistas regnícolas evidenciada
esta verdad.
Cuando descubierto el nuevo mundo se envanecieron
nuestros abuelos con la idea de adquirir á poca
costa el oro y la plata que venia de aquellas regiones
, sabido es que los cstrangeros que acechaban
nuestro descuido trasplantaron (por decirlo asi) á sus
paises estos sabios cimientos que teníamos en et ra-