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extranjero iguales producciones dc la costa de enfrente,
antes inculta, y lioy reducida i un esmerado cultivo.
Mas no se entienda por esto que la Sociedad quiere
malquistar .'. este presunto rival, á quien por otra
parte agradece la mayor tranquilidad que en nuestras
costas y playas hoy garantiza un vecino ilustrado , y
amenazaba en otro tiempo un gobierno bárbaro. No:
la Sociedad cree que la paz y la ilustración son como
los vehículos dc la prosperidad bien entendida y accesible
al género humano; porque tanto mas se aproximan
los hombres á las miras dc su divino Criador,
cuanto mas distan de hacerse daño y se emplean en
recíprocos beneficios. No envidiará, pues, jamás un
cuerpo filantrópico las producciones de los cstraños:
procurará si aumentar o mejorar las que le sean propias;
y ofreciendo el sobrante de ellas, podrá en retorno
esperar las estrañas que necesite.
¿Y con cuánta ventaja podrá el pueblo valenciano
aspirar á tan útil combinación? Su privilegiado suelo
le brinda con frutos que á la vez satisfacen las necesidades
y el regalo. Entre sus moradores dedicados al
trabajo, si interviene la autoridad pública, no es, como
en otros paises, para estimularlos ó compelerlos á cultivar
la tierra, sino para decidir quién dc los contendientes
tiene mayor derecho para que sus brazos sean
empleados en el cultivo de campos ágenos. ¡O cuánto
interés inspiran tales individuos, que no miran el trabajo
como una pena, sino como una apetecida merced!
La Sociedad sobre ellos no ha podido omitir fijar su
consideración, y aspira, como habéis leido en el último
Programa, á mejorar su suerte.
Entretanto, convencida de que la educación religiosa
y civil ha de ser la base de la pública felicidad,
ha seguido con su acostumbrado celo sobre este ramo.
Asi lo demuestran hoy esos sesenta niños que vienen á
recibir el premio que ofreció á su aventajada aplicación.
Observareis quizá que entre ellos se encuentran
individuos de las mas distinguidas y de las mas infelices