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Con los intereses de ln agricultura , y las faenas rurales
no eran un iinpcdinrmto para obtener los cargos de la
república. Scrronio oslaba sembrando un campo cuando
recibió la nolici.i de haberle nombrado cónsul, y
Quinta Cincinalo arando cuando le anunciaron que era
dictador? Chalón, el censor, aquel grande hombre (pie
obtuvo todos los primeros deslinos, que gobernó provincias
y mandó ejércitos, no se desdeñó en escribir
su tratado de re riistica, esponiendo los medios de arar
las tierras, cultivar las viñas, hacer establos, lagares
y molinos de aceite, con tal minuciosidad, que prueba
perfectamente cuan familiarizado estaba con estas aten,
cioues. Kl elocuente y sabio Varrón nos dá la descripción
de las llamadas villas en su tiempo, que eran las
alquerías ó casas de campo donde los ricos, que verdaderamente
amaban la agricultura , encontraban las
comodidades, el placer y la ocupación, reuniendo á su
alrededor crecido número de operarios y toda clase de
ganados y aves que, á mas de ayudar en el trabajo ó
contribuir al regalo de sus mesas, daban grandes cantidades
de estiércol con que abonar sus posesiones y
aumentar sus cosechas, perfeccionando en esta parte
la agricultura de los griegos. Kn estas villas, sin duda,
es donde se escribieron tan escelentes preceptos de la
ciencia agraria por la elegante pluma del inmortal
Virgilio , y por la do nuestro sabio gaditano Columela.
Pero ¿por qué en las obras de este último encontramos
la noticia de que aquella gran liorna tenia que
abastecerse de granos de las (¡alias, de la Bélica y de
otras provincias? ¿Por qué el pueblo que hizo la apoteosis
de Nurna , y que reverenciaba al dios Stercatus
por haberles mostrado á volver su fertilidad primitiva
n las tierras ya esquilmadas, valiéndose del estiércol y
demás abonos, tuvo que recurrir á paises es! ra ños cu
busca de su alimento? Porque desconocieron la verdadera
protección de la agricultura, y sus instituciones
políticas tomaron un giro que la era puco favorable.