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que debía. Pero mucho mas honor 1c hace al Señor
Bayer su Etimología t/e ta lengua española trabajada algunos
años antes.
Bien sabido es que desde principios del siglo diez y
ocho babia decaido la literatura española , y que el estudio
de la lengua patria estaba en el último grado del
abatimiento. Hahian faltado los ingenios originales, que
escribiendo obras clásicas, generalizaban, no solamente
las buenas ideas , sino también los modos castizos
del habla, la sintaxis pura y la frase elegante y propia:
y en su lugar se habían apoderado de las prensas los
traductores de obras francesas, que , á las gracias, soltura
y pureza del lenguage de Cervantes, habian sustituido
la dureza de los períodos franceses, la esclavitud
uniforme de su sintaxis y la introducción de palabras
galo-hispanas inteligibles para ellos solos. Kl mal tomaba
incremento á proporción que adelantaba el siglo
décimo-octavo, y en su sesta década la lengua habia
mudado tanto su índole, que no hubieran sabido hablarla
Kr. I.uis de I.con, Mariana y Granada si hubiesen
levantado sus cabezas del sepulcro. ¡Pero quién
fuera osado á oponerse al impetuoso torrente de la
opinión pública? ¿Qué se les podia decir á los traductoras
que entendiesen ! Si se les echaba en cara la sintaxis
francesa, contestaban que la lengua española aun
no habla establecido la suya, y que por consiguiente
eran arbitros en elegir la que les pareciese. Si se les
reprendía la introducción de voces galo-hispanas ó
hispano-galas, respondían, que no las teníamos equivalentes,
porque ellos no las buscaban, y que era
preciso enriquecer un idioma á medida que se enriquecía
la nación que lo hablaba con nuevas ideas. Kl
único medio de demostrarles su ignorancia , era enseñarles
la etimología de la lengua española derivada del
hebreo y del griego: porque esto cquivalia á hacerles
conocer que de estas lenguas originarias y de la latina
debían sacar las palabras nuevas que necesitasen , y no
del miserable y estéril idioma francés,