El MAESTRO DE IZGREV Capítulo 1º - OMRAAM
El MAESTRO DE IZGREV Capítulo 1º - OMRAAM
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permanece iluminado todo el día por hallarse en el centro de un amplio<br />
valle de altura desde donde se abarcan grandes lejanías. Más allá, sorprende<br />
un lago más bello aún que los anteriores y por su forma se lo llamó "<strong>El</strong><br />
corazón"; es profundo, límpido y sereno y suele adueñarse fácilmente del<br />
alma contemplativa. Al escalar la última pendiente se encuentra el séptimo<br />
lago, llamado "Shemhaa" (La cabeza) o "Lago de la sabiduría". Las cimas<br />
más cercanas al campamento se llamaron "Cima de la Oración" y "Cima de<br />
la Meditación".<br />
Sobre la Cima de la Oración el Maestro pronunció cierta vez un<br />
mejorable saludo que dice así: "¡Salud a las Mentes Luminosas, las Almas<br />
Perfectas, los Corazones Nobles! ¡Salud, a todos los que piensan, a los que<br />
conocemos y nos conocen en el Mundo de lo Real e Inmutable! <strong>El</strong> suelo es<br />
resistente, el árbol que se yergue y crece es paciente, el agua que mana del<br />
manantial es pura, la brisa que sopla es fresca, la luz que ilumina es potente<br />
y vivaz y el hombre que piensa es inteligente y feliz porque en él la vida, el<br />
conocimiento, la luz, la libertad y el amor se confunden en perfecta<br />
plenitud".<br />
Junto a los lagos y cimas de Rila los hermanos vivieron con el<br />
Maestro momentos inolvidables. Allí pudieron también poner en práctica<br />
muchas de las enseñanzas, sobre todo aquellas que se refieren a la<br />
naturaleza y el comportamiento que se debe observar en su seno. Así,<br />
hicieron muchos ejercicios de colaboración con ella, a fin de conservar su<br />
pureza y favorecer la exaltación de sus bellezas haciéndolas, al mismo<br />
tiempo, accesibles al hombre que en ella vive. Esos ejercicios consistían en<br />
procurar la limpieza de los arroyos y riberas, escalonar las pendientes más<br />
pronunciadas, liberar de piedras peligrosas los caminos, hacer senderillos,<br />
puentes y atajos. Tampoco faltaron algunas obras de arte con las que el<br />
discípulo expresó su ideal y sentido estético. Un ejemplo de ello es "Las<br />
manos que dan". En relación con esta obra, sucedió que un día, mientras<br />
estaban los hermanos junto a uno de los extremos del lago <strong>El</strong>bur, donde un<br />
arroyo desemboca, comenzaron a lavar las piedras de los alrededores, pues<br />
esa tarea significaba un ejercicio para el desarrollo de la delicadeza.<br />
Entonces observaron, de pronto, que debajo de una enorme roca había un<br />
lodazal. Bien podría tratarse de una pequeña marisma debido a su cercanía<br />
con el arroyo, pero el Maestro aseguró que era una llama, un terreno<br />
pantanoso en el que se detiene el agua de un manantial, y efectivamente,<br />
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