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El MAESTRO DE IZGREV Capítulo 1º - OMRAAM

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"Ahora os voy a exponer algo muy importante mediante un cuento: Hace<br />

miles de años vivía en Egipto un famoso pintor extremadamente pobre. Su<br />

nombre era Bar-Edín-Bu. Un día, mientras paseaba por el bosque, conoció a la<br />

hija del faraón, Isis Shemrija, una de las más bellas doncellas del país, y se<br />

enamoró de ella. Entonces decidió pintar un cuadro que figurara el sol naciente<br />

para obsequiárselo. En aquel tiempo los egipcios reverenciaban al sol. Para pintar<br />

el cuadro el pobre pintor necesitaba un lienzo; pero como no tenía dinero para<br />

comprarlo, fue a visitar a un famoso tejedor llamado Zeen-Bu a quien dijo: 'Por<br />

favor, ¿me puedes prestar un lienzo grande? quiero pintar el cuadro del sol<br />

naciente; cuando sea rico te lo pagaré'. <strong>El</strong> tejedor pensó un momento y luego le<br />

entregó el lienzo pensando para sí que él sería el primero en pedir el cuadro<br />

cuando estuviese listo. <strong>El</strong> pintor agradeció por el lienzo y partió. Mas se encontró<br />

con nuevas dificultades, pues no tenía pinceles ni colores. Entonces fue a visitar a<br />

un gran elaborador de pinturas, mucho mejores que las actuales, y le dijo: 'Deseo<br />

pintar el cuadro del sol naciente, pero no tengo pinceles ni colores; si me haces el<br />

favor de cederme lo que necesito, cuando tenga dinero te gratificaré'. <strong>El</strong><br />

comerciante, llamado Meel-Bu, le dijo: 'Te haré el favor, pero el cuadro será<br />

mío'. Feliz por haber logrado lo que deseaba, el pintor se marchó, dispuesto a<br />

comenzar su trabajo; pero aún le faltaba el marco para el lienzo. Así fue a ver a<br />

otro comerciante, llamado Budra-Hu, y le dijo: 'Te ruego que me hagas un lindo<br />

marco para el cuadro del sol naciente que habré de pintar. Cuando lo tenga listo,<br />

te agradeceré el favor'. <strong>El</strong> comerciante le entregó el marco, pensando, como los<br />

demás, que el cuadro sería suyo. Con todo cuanto necesitaba el pintor se dedicó<br />

con amor a su trabajo y después de cierto tiempo el cuadro quedó concluido. Por<br />

todo Egipto se habló del famoso pintor Edín-Bu y se decía que había pintado el<br />

cuadro del sol naciente como ninguno hasta entonces lo había pintado. Y siendo<br />

así, apareció el tejedor reclamando el cuadro porque él había cedido el lienzo.<br />

Después apareció el comerciante de pinceles y pinturas pidiendo el cuadro, pues<br />

las pinturas y pinceles le pertenecían. Finalmente, llegó el comerciante de marcos<br />

diciendo que él había hecho el marco con la condición de obtener el cuadro. <strong>El</strong><br />

pintor se sintió anonadado, sin saber cómo resolver el problema. Cada uno tenía<br />

derechos al cuadro y sus reclamos eran irrefutables. ¿Y qué prueba tenía el pintor<br />

sobre su pertenencia? Tres hombres reclamaban el cuadro; ¿a quién pertenecía,<br />

en realidad? Ahora os pregunto: ¿dónde está la vida? ¿Está en el lienzo? No, allí<br />

no está, pues el lienzo es sólo una condición. ¿Está en los pinceles y pinturas,<br />

entonces? No, pues también son condiciones. ¿Está en el marco? No, el marco es<br />

otra condición. ¿Cómo podrá demostrarse que el pintor ha participado en el<br />

cuadro? <strong>El</strong> lienzo es mudo, testigo pasivo del trabajo del pintor. Los pinceles, las<br />

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