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El MAESTRO DE IZGREV Capítulo 1º - OMRAAM

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vosotros se encuentra en el estado del agua. ¿Qué debéis hacer? Abrir la llave y<br />

salir. Luego diréis: 'Otra vez no vuelvo a entrar en esta caldera'. ¿Pensáis que el<br />

estado del fuego es agradable? Cuando se apaga dice: 'Todo ha terminado para<br />

mí, he dado toda mi energía, me he apagado y convertido en ceniza". <strong>El</strong> estado<br />

del agua es mucho mejor, pues se convierte en vapor Y se eleva al espacio. <strong>El</strong><br />

fuego sigue lamentándose: 'Enamorarse, eso quiere decir perder la fuerza y<br />

convertirse en ceniza para que a uno lo echen fuera'. Yo, digo: Sí, ese es el amor<br />

de la ceniza. <strong>El</strong> fuego y el agua son sustancias de diferente categoría. <strong>El</strong> fuego<br />

que deja ceniza ocupa un lugar inferior al del agua; pero, el fuego que no se<br />

convierte en ceniza, ocupa un lugar más elevado, pues hay muchas categorías de<br />

fuegos. Eso que los hombres llaman sensualidad es fuego que deja ceniza.<br />

Cuando hablamos del amor divino, comprendemos que es fuego que no deja<br />

ceniza, pues en las manifestaciones de este amor hay armonía absoluta. Cuando<br />

el aguase encuentra bajo la acción de este fuego no quiere escaparse y entonces la<br />

caldera no estalla. En este caso, el agua es portadora de la vida. Sobre esta agua,<br />

precisamente, Cristo dijo que es el manantial vivo. Esta agua mana sólo bajo la<br />

influencia del divino calor. <strong>El</strong> calor es portador del divino amor; por eso, cuando<br />

el hombre se acerca al manantial y contempla cómo mana el agua, se apodera de<br />

él un sentimiento muy elevado. Por lo tanto, el pensamiento debe ser como un<br />

manantial que ininterrumpidamente mana, que no se filtra en la tierra; pues en el<br />

hombre hay pensamientos que se hunden en la tierra, así como los hay que se<br />

elevan y manan como el puro manantial.<br />

"Es bueno que probemos el fruto de nuestros pensamientos y sentimientos<br />

y una vez convencidos de su calidad, los extendamos a los demás para que ellos<br />

también puedan probarlo. Primeramente debes probar en ti mismo lo bello que<br />

Dios te ha dado; detén parte de esta abundancia para ti y el resto envíalo al<br />

mundo. Muchos de nuestros pensamientos son el fruto de pensamientos de seres<br />

superiores. Cuando alguna semilla de esos frutos cae en nuestra mente, corazón y<br />

alma, por sí misma se desarrolla y constituirá nuestra gran riqueza. Son ideas<br />

divinas que penetran en nosotros. Si cada día penetrara en vuestra alma un<br />

precioso y pequeño pensamiento, en diez años vuestra vida cambiaría<br />

radicalmente.<br />

"Hoy todos los hombres, religiosos o mundanos, buscan los dones<br />

externos; pero debéis saber que los dones llegarán cuando esta vida haya<br />

concluido. La felicidad que buscáis corresponde a lo material de la vida, que<br />

comprende dones materiales en la tierra. Mas no busquéis la felicidad en la tierra,<br />

buscad la bienaventuranza. Bienaventurado es aquel que constantemente se<br />

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