El MAESTRO DE IZGREV Capítulo 1º - OMRAAM
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evelaba frente a nosotros en toda su grandeza ni tampoco intentó resaltar sus<br />
múltiples conocimientos y poder. Cuando hacía grandes cosas adquiría un<br />
aspecto singular, como si no hubiese hecho nada de importancia.<br />
"Sobre el carácter del Maestro puede decirse que su temperamento era<br />
alegre; hacía que todos riéramos por momentos y él mismo reía con nosotros. Su<br />
humor era claro y limpio como el brillante rayo que tiembla sobre las gotas de<br />
rocío. En todas las condiciones de la vida semejaba una alborozada fuente de<br />
cristalinas aguas. Exteriorizaba una profunda paz interior, aun en los peores<br />
momentos y su equilibrio no se alteraba nunca. Siempre nos decía: 'Por más<br />
difícil que sea el camino se lo puede hollar si está iluminado' "<br />
<strong>El</strong> segundo relato es una anécdota sobre el primer encuentro de un hermano<br />
con el Maestro, y dice así:<br />
"Era un día de verano; diáfana paz reinaba sobre la tierra. Un pequeño<br />
senderillo entre las viñas de la vieja ciudad plena de luz me llevó, como por<br />
casualidad, frente a la casa donde se hospedaba el Maestro. <strong>El</strong> primer sentimiento<br />
que experimenté cuando lo vi fue la viva sensación de haberlo visto antes,<br />
resultándome conocido y cercano. Este sentimiento se apoderó de mí tenazmente,<br />
despertando profundos y extraños recuerdos. Con angustiosa tensión traté de<br />
comprender y dominar esta impresión. Luego, como si una presa se desvaneciera<br />
y las aguas por mucho tiempo contenidas desbordaran caudalosamente, he<br />
comprendido.<br />
"<strong>El</strong> Maestro estaba de pie junto a mí, tranquilo y silencioso. Entonces, un<br />
sentimiento de bienaventuranza comenzó a invadirme con la alegría de quien en<br />
remotos tiempos perdió algo sagrado y hoy nuevamente lo recupera. Los<br />
recuerdos confusos se disiparon y sólo un resplandeciente gozo vibró en mi alma.<br />
<strong>El</strong> Maestro sonrió y me tendió la mano. Yo tomé y besé con arrobamiento la<br />
mano que me ha guiado durante todos los días de mi vida. Este sentimiento jamás<br />
podrá apartarse de mí. Pasado el tiempo, muchas cosas se han esclarecido; se<br />
delinearon cuadros e imágenes. Lo indescifrable se tornó comprensible y el<br />
sentimiento de bienaventuranza que reinó en mí desde el instante del encuentro<br />
resplandecerá para siempre en mi alma como fuego encendido por la invisible<br />
mano de Dios. En el primer encuentro permanecimos silenciosos. <strong>El</strong> hablar de las<br />
almas no puede reemplazarse con las palabras del lenguaje humano. Cuando<br />
intentaba hablar al Maestro, sentía que algo, lo más importante, lo esencial,<br />
quedaba sin decir. Es insuficiente cuanto referente al Maestro pueda expresarse.<br />
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