El MAESTRO DE IZGREV Capítulo 1º - OMRAAM
El MAESTRO DE IZGREV Capítulo 1º - OMRAAM
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"Os pregunto cómo llevaréis la nueva enseñanza al mundo. Vuestras<br />
almas deben estar abiertas. Si vais a Dios con vuestras faltas y con los<br />
mismos deseos que tienen los hombres del mundo, ¿qué bendición les<br />
llevaréis? Si al predicar la Palabra Divina esperase que me paguen por ello<br />
para vestirme con lindos y modernos trajes, ¿pensáis que Dios estaría<br />
contento de mí? ¿Acaso el ama de casa se viste de fiesta para hacer los<br />
quehaceres? Las ropas nuevas sirven para casos especiales; como ser, para<br />
presentamos ante Dios debemos vestir las ropas más puras, que no tengan<br />
ni una sola mancha.<br />
"Recordad esto: Cuando el campo está sembrado, la lluvia significa<br />
una bendición. ¿Por qué llueve hoy? Porque el hombre tiene grandes faltas<br />
y mucho egoísmo. ¿Entonces, es malo el hombre? No, no es malo, es<br />
bueno, pero sólo para sí mismo. Es mejor aún de lo que debe, pero para sí<br />
mismo. Seamos buenos. ¿Hacia quién? Si se trata de ser buenos para<br />
nosotros, ya lo somos; lo importante es ser bueno para Dios. <strong>El</strong> bien debe<br />
manifestarse en tres direcciones: hacia uno mismo, hacia el prójimo y hacia<br />
Dios. <strong>El</strong> hombre ha estudiado el arte de ser bueno para sí y también para su<br />
prójimo; pero ahora debe estudiar el arte de ser bueno para Dios. Eso es lo<br />
importante que se exige de vosotros. La pequeña abejita que vuela a<br />
grandes distancias para juntar el polen y elaborar la miel es buena para ella<br />
y para su prójimo, pero aún no ha comprendido la gran ley, ser buena para<br />
Dios. Si tú quieres tomar un poco de miel, enseguida te clavará el aguijón,<br />
nada quiere dar a Dios. Para sí misma todo lo ha ordenado muy bien; su<br />
casita es limpia, ella es muy trabajadora, pero no conoce la ley. Y nosotros<br />
somos como las abejas. Si Dios nos pide la cosa más pequeña, le<br />
mostramos el aguijón. Entonces, desde ahora estudiaréis la ley de ser<br />
buenos para Dios. Así vuestra vida obtendrá sentido, la naturaleza viviente<br />
os hablará y todos ganaréis en experiencias. Si estudiáis la gran Ciencia<br />
Divina, adelantaréis en vuestro desarrollo."<br />
Luego de esto, el Maestro cortó un tallito de hierba que crecía entre<br />
el césped y continuó: "Creceréis hacia arriba, como esta hierbecita. Un día<br />
ella os encontrará frente a Dios y dirá: 'Yo puedo atestiguar a favor de estos<br />
hombres, que un día se les ha hablado de Dios y de la gran Ciencia Divina'.<br />
Esta hierbecita puede hablar; por eso, vosotros abriréis vuestro corazón y<br />
haréis una purificación; habréis de arrepentiros y cualquier falta que hayáis<br />
cometido la corregiréis. Abriréis el libro de vuestra vida y haréis una<br />
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