El MAESTRO DE IZGREV Capítulo 1º - OMRAAM
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-Maestro, ¡no podemos seguir así bajo esta tempestad! -dijo un<br />
azorado discípulo.<br />
-Sí, Maestro, es mejor que volvamos porque podemos enfermar -<br />
añadió otro, con visible temor. A lo que el Maestro respondió:<br />
-Tenéis razón, vosotros debéis volver. Si tenéis miedo de enfermaros,<br />
seguro será que enfermaréis.<br />
Quizá sin comprender lo que el Maestro quiso decir, unos cuantos<br />
retrocedieron. En otra oportunidad el Maestro había dicho: "La lluvia<br />
difícilmente puede apagar el fuego fuerte pero fácilmente apaga el fuego<br />
débil". Y entonces esa frase recobraba vigencia. La mayoría de los<br />
discípulos, en cambio, se decidieron llegar hasta la cima, seguros de que<br />
contaban con la protección de su Maestro. Y al fin llegaron. La experiencia<br />
fue recibida con el corazón colmado de gratitud, así como la Divina<br />
Enseñanza indicaba que se hiciera. No obstante, en la cima la lluvia se<br />
había convertido en nieve y el viento castigaba con mayor rigor. Los pies<br />
se habían entumecido por el frío y la caminata y no había lugar donde<br />
sentarse a descansar. <strong>El</strong> soberbio espectáculo que se hubiera admirado en<br />
ese amanecer, de haber sido mejor tiempo, permanecía oculto tras la<br />
tempestad. Entonces pronunciaron una breve oración y meditaron un<br />
instante, tras lo cual emprendieron el regreso.<br />
Al llegar junto a los lagos del río Bistritza, en las primeras<br />
estribaciones de la montaña, la lluvia y el viento comenzaron a menguar y<br />
resolvieron acampar allí. Fue entonces cuando el Maestro pronunció su<br />
memorable plática sobre el Pequeño Tallo, que dice así:<br />
"Cada tallo que brota de la tierra verá los rayos del sol. Podéis<br />
preguntar por qué estamos debajo de esta lluvia. Esta es una enseñanza<br />
demostrativa. Cuando el campo está sembrado, la lluvia es una bendición;<br />
de lo contrario, la lluvia significa una desgracia. Cuando el campo está<br />
sembrado y llueve el trigo crecerá y cuando no lo está, por la lluvia<br />
crecerán las malezas. Pues cuando en vuestra vida llegue la Divina<br />
Bendición y no hubiereis sembrado nada, crecerán cardos y espinillos y las<br />
desgracias vendrán una tras otra, así como la sombra corre detrás de la<br />
rueda. No os engañéis a vosotros mismos. La vida no comprende las<br />
manifestaciones exteriores. Lo exterior no trae el bien; el bien es algo<br />
interno. <strong>El</strong> hombre debe ser bueno en su corazón. Si el hombre no puede<br />
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