Solemnidad. Inmaculada Concepción de la ... - Autores Catolicos
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“El principal problema <strong>de</strong> Ovando en este momento no<br />
era dón<strong>de</strong> vivir, sino garantizar su propia<br />
supervivencia. La colonia españo<strong>la</strong> estaba al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> muerte. Por una parte, <strong>la</strong>s cosechas eran<br />
catastróficas. Por otra, los indios empezaban a<br />
sentirse víctimas <strong>de</strong> una opresión inaguantable y muchos<br />
habían huido a regiones alejadas para alzarse en<br />
rebeldía. La fuga <strong>de</strong> los indios agravó el problema <strong>de</strong>l<br />
hambre, porque si era difícil producir tanta harina <strong>de</strong><br />
yuca como se precisaba, ahora, con menos mano <strong>de</strong> obra,<br />
<strong>la</strong> tarea era simplemente imposible, aparte <strong>de</strong> que los<br />
indios fugitivos solían <strong>de</strong>struir los cultivos.<br />
Mientras, <strong>la</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s tropicales iban diezmando a<br />
los colonos. Se calcu<strong>la</strong> que entre 1502 y 4 murieron<br />
unos mil españoles, casi un tercio <strong>de</strong> los que habían<br />
cruzado el océano. Ovando tenía que actuar, y rápido.<br />
Resolvió atacar a los indios rebel<strong>de</strong>s y aplicarles un<br />
castigo ejemp<strong>la</strong>r.<br />
“Era una <strong>de</strong>cisión muy arriesgada. Los indios eran<br />
muchos y los españoles pocos y, a<strong>de</strong>más, mal avenidos.<br />
El frey <strong>de</strong> Alcántara solo tenía a su favor dos<br />
factores. Uno, <strong>la</strong> superioridad técnica <strong>de</strong> sus tropas<br />
frente a los indios; el segundo, y fundamental, <strong>la</strong><br />
amistad <strong>de</strong> numerosas tribus indias, que hasta entonces<br />
habían vivido sojuzgadas por los caciques más po<strong>de</strong>rosos<br />
y ahora podían cobrarse venganza. Habría que añadir un<br />
tercer factor, <strong>la</strong> <strong>de</strong>sesperación: entre el hambre y <strong>la</strong>s<br />
enfermeda<strong>de</strong>s, o se actuaba <strong>de</strong> inmediato o los españoles<br />
tendrían que afrontar una muerte segura. Aún así,<br />
Ovando necesitó toda su fuerza <strong>de</strong> persuasión para<br />
alinear a los hombres disponibles. Pocos: no logró<br />
reclutar a más <strong>de</strong> cuatrocientos, junto a otros tantos<br />
aliados indios. Pero sería suficiente. El propio Ovando<br />
se puso al frente <strong>de</strong> <strong>la</strong> expedición.<br />
“Fue una campaña dura y cruel. El contingente<br />
español acudió a los núcleos don<strong>de</strong> los indios rebel<strong>de</strong>s<br />
se habían hecho fuertes: Hgüey, en el extremo oriental<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> is<strong>la</strong>, principal productor <strong>de</strong> cazabe (harina <strong>de</strong><br />
yuca), bajo el mando <strong>de</strong>l cacique Cotubanamá, y Jaragua,<br />
en el extremo occi<strong>de</strong>ntal, principal productor <strong>de</strong><br />
algodón, don<strong>de</strong> se había alzado <strong>la</strong> viuda <strong>de</strong> Caonabó y<br />
hermana <strong>de</strong> Bohechío, Anacaona. Recorriendo <strong>la</strong> is<strong>la</strong><br />
palmo a palmo, combatiendo tribus una tras otra con sus<br />
arcabuces, sus caballos y sus perros a<strong>la</strong>nos, los<br />
hombres <strong>de</strong> Ovando lograron imponerse a una muchedumbre<br />
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