Solemnidad. Inmaculada Concepción de la ... - Autores Catolicos
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BLLETERA<br />
III-2<br />
La perversión moral en <strong>la</strong> economía y<br />
en el mercado<br />
“En el lejano y casi mítico 1992 <strong>de</strong>fendí en El<br />
Vaticano: establecer un código <strong>de</strong> valores compartido<br />
que constituya el armazón básico <strong>de</strong>l edificio social.<br />
Porque el <strong>de</strong>strozo <strong>de</strong> ciertos valores se localiza en <strong>la</strong><br />
base <strong>de</strong> nuestros problemas actuales, se entienda o se<br />
ignore. Por ejemplo, al <strong>la</strong>do <strong>de</strong> cuestiones técnicas <strong>de</strong><br />
flujos excesivos <strong>de</strong> capitales y <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo productivo,<br />
<strong>la</strong> burbuja inmobiliaria que tanto daño nos ha causado –<br />
y sigue- no se hubiera podido producir <strong>de</strong> no ser porque<br />
entre nosotros se instaló <strong>la</strong> avaricia. Y no sólo en<br />
bancos, promotores, constructores y <strong>de</strong>más integrantes<br />
<strong>de</strong>l proceso, sino en <strong>la</strong> sociedad en su conjunto que<br />
aceptó como normal ponerse a especu<strong>la</strong>r con un bien<br />
primario como <strong>la</strong> vivienda, convertida así en una suerte<br />
<strong>de</strong> “activo financiero”. Y, como <strong>de</strong>rivada, los gestores,<br />
bancarios y no bancarios, consumían más tiempo en<br />
diseñar mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> crecimientos <strong>de</strong> sus retribuciones<br />
que en solidificar los cimientos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s empresas que<br />
dirigen. El valor <strong>de</strong>l esfuerzo, esencial en <strong>la</strong> economía<br />
financiera y el cortop<strong>la</strong>cismo. Podría seguir. Se<br />
entien<strong>de</strong> bien cómo los valores <strong>de</strong> porte moral tienen<br />
consecuencias directas en nuestro modo <strong>de</strong> vida. En los<br />
re<strong>la</strong>tivismos, en el imperio <strong>de</strong> lo conveniente, en el<br />
sacrificio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s convicciones, en el altar <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
conveniencias, se ha gestado el <strong>de</strong>sastre que nos toca<br />
sufrir. Por eso dije en 1993 estas pa<strong>la</strong>bras: “El gran<br />
<strong>de</strong>safío consiste en dotar nuevamente <strong>de</strong> contenido<br />
humanista a nuestros proyectos colectivos. En recuperar<br />
al hombre. En recuperar el pensamiento humanista como<br />
<strong>de</strong>finidor <strong>de</strong> <strong>la</strong> arquitectura <strong>de</strong> todo mo<strong>de</strong>lo social. Y<br />
aunque algunos quieran negarlo, ignorarlo o<br />
<strong>de</strong>spreciarlo, nuestro humanismo tiene una base<br />
cristiana, lo que no implica negar <strong>la</strong> libertad <strong>de</strong><br />
religión y pensamiento, sino que sólo rec<strong>la</strong>ma<br />
reconocerlo en nuestra historia”. (Mario Con<strong>de</strong>: LA<br />
GACETA 2-1-12).<br />
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