Solemnidad. Inmaculada Concepción de la ... - Autores Catolicos

HAGIOGRAFÍA
II-6
La aparición en Lourdes
El ocho de diciembre de 1854 Pío IX con la bula
“Ineffábilis Deus” había proclamado dogma (verdad) la
Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen. Y, a los
cuatro años, el veinticinco de marzo, en la fiesta de
la Anunciación, la misma Reina del Cielo se digna bajar
a una gruta, en el lugar de Massabielle en Lourdes, y
proclamar en fórmula resumida: “soy la Inmaculada
concepción”.
Eligió a Bernardita que dijo de sí, movida y
removida por su atractivo celestial. “Yo fui elegida
porque era la más ignorante”. Confiesa firmemente
convencida. Para estas cosas basta y sobra que sea Dios
sabio y todopoderoso: los hombres a veces prefieren al
sabio y débil terreno, dejando de lado al Dios de los
cielos. Bernardita tiene catorce años, aparenta doce y
es la elegida. ¡Si una ignorante puede hacer en sí
sitio a Dios del Cielo, no por eso los demás, aunque
eruditos fuesen, dejan de poder hacer en su ciencia lo
que ella en su modesta persona!
Un día Dios nos pedirá cuentas de todos los
profetas, de Jesús especialmente, con todo lo que nos
han enseñado; de los grandes portentos de Lourdes a
Fátima, donde ha mostrado su interés inmenso por
nuestra salud. Nos va a preguntar por Bernardita y
Lucía, Francisco y Jacinta: ¿Por qué no cambiaste si
ellos cambiaron por esas visiones que los
transformaron?
Nos cuenta la niña qué vio en la gruta. Vio a una
señorita, -que ella no sabia si era del cielo-: “La
joven –nos dice- de ojos azules,-nos dice- estaba toda
rodeada de luz, me sonrió deliciosamente, y me hizo
seña con la mano que me acercase. Entonces se me
ocurrió rezar. Cogí el rosario que llevaba en el
bolsillo, me puse de rodillas y quise santiguarme, pero
no pude levantar la mano. La joven cogió su rosario con
las manos y se santiguó. Entonces me santigüé yo
también y se me quitó el miedo. Recé el Rosario sin
dejar de mirarla, Ella pasaba las cuentas, pero sólo
rezaba los “glorias”, bajando la cabeza. Al acabar el
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