Solemnidad. Inmaculada Concepción de la ... - Autores Catolicos
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Catolicismo<br />
I-10-<br />
Las nove<strong>la</strong>s anticatólicas <strong>de</strong> Hocking<br />
pastor <strong>de</strong> <strong>la</strong> United Methodist Free<br />
Church (Chésterton G. K)<br />
“Aquel<strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s estaban trufadas <strong>de</strong> <strong>de</strong>c<strong>la</strong>raciones<br />
como, por ejemplo, ésta que causalmente recuerdo:<br />
“Desobe<strong>de</strong>cer a un cura es el único pecado sin remisión<br />
posible. Lo consi<strong>de</strong>ramos caso reservados”. No hace<br />
falta <strong>de</strong>mostrara que un hombre capaz <strong>de</strong> escribir <strong>de</strong><br />
este modo no ha hecho otra cosa que fabu<strong>la</strong>r sobre lo<br />
que pudiera ser cierto, pero que nunca se le ha<br />
ocurrido siquiera averiguar por ahí si lo es. Alguna<br />
vez oyó <strong>la</strong> expresión “caso reservado” y en medio <strong>de</strong> una<br />
ensoñación poética se pregunta qué sentido darle. No va<br />
a buscar al cura más cercano a preguntarle qué<br />
significa realmente, tampoco busca <strong>la</strong> expresión en una<br />
enciclopedia o cualquier otra obra normal <strong>de</strong><br />
referencia. Es evi<strong>de</strong>nte que significa sencil<strong>la</strong>mente que<br />
es una caso que queda reservado para los superiores<br />
ecleciásticos, que no pue<strong>de</strong> resolver el cura en última<br />
instancia. Pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse un hecho reprobable, pero<br />
en todo caso es un hecho. Ahora bien, ese tipo <strong>de</strong><br />
personas prefiere reprobar su propia imaginación.<br />
Cualquier manual podría informarle <strong>de</strong> que no existe tal<br />
cosa como un pecado “sin remisión posible”, ni siquiera<br />
existe algo parecido a <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer a un cura ni tampoco<br />
a asesinar al Papa. Nada más sencillo que <strong>de</strong>scubrir y<br />
conocer los hechos, y más aún basar en ellos cualquier<br />
invectiva protestante. Siempre he sentido perplejidad,<br />
incluso a tan temprana edad, ante gente tan capaz <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong>nzar controvertidas acusaciones contra importantes y<br />
po<strong>de</strong>rosas instituciones sin antes verificar su propia<br />
postura, sino que <strong>la</strong> basan en un uso torticero <strong>de</strong> su<br />
propia imaginación. No es que aquello me hiciera más<br />
amena <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> convertirme en católico –en aquel<br />
entonces <strong>la</strong> so<strong>la</strong> posibilidad me habría parecido una<br />
locura-, pero lo que sí hizo fue librarme <strong>de</strong> tener que<br />
tragar aquel<strong>la</strong>s rotundas y solemnes afirmaciones sobre<br />
lo que <strong>de</strong>cían o hacían los jesuitas. No acababa <strong>de</strong> dar<br />
crédito a lo que otros parecían creer a pies juntil<strong>la</strong>s;<br />
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