Solemnidad. Inmaculada Concepción de la ... - Autores Catolicos

MARIOLOGÍA
I-14-
Seny.- Pla cronista del 1936.
“Los españoles sólo podemos ser perseguidores o perseguidos. “Se ha
comprobado una vez más que si destruir está al alcance de todas las
inteligencias, conservar es lo más elevado y noble que se puede hacer en este
mundo”.
La gracia como elemento esencial de todas las
relaciones de las criaturas personales con Dios, es
igualmente constitutiva de condición de “inmaculada”.
María siempre gozó de la gracia divina. Es como si
fuese bautizada desde el primer instante.
La “Inmaculada”, como verdad católica, se ha de
contemplar originariamente, no directamente relacionada
con el pecado original (tan ribeteado él de fósiles
ideológicos adheridos por las fijaciones de los
tiempoS), sino dentro de la “misericordia divina” en
Jesucristo y su obra de santificación de toda la
humanidad. (Jesucristo en cuanto hombre entra en el
mundo creatural de la especie humana con carácter de
misericordia, derramando gracia a quien la acepte).
María entra dentro de esta corriente de misericordia de
un modo determinado, análogo y distinto al de los demás
hombres. Como todos los humanos María recibe del mismo
modo la relación con Dios mismo, que no tiene por qué
ser idéntica. María entra en el terreno de la
colaboración y edificación. Todo esto se resume en la
palabra “gracia”, gratificante, santificante. La
inmaculada más que definirla bajo el aspecto de “in
pecado”, bajo el aspecto de “llena de gracia” que
abarca a todo su ser. Una indirecta pero eficiente
manifestación de la plenitud de gracia, gracia que es
al mismo tiempo “carisma”, puesto que no deja de
participar de la obra redentora de Cristo, y ésta, no
puede dejar de ser “justificante”. La inmaculada es el
monumento mayor que pensar se pueda de la maravilla de
la justificación. Está marca el abismo que nos separa
el absurdo protestante, -fruto de la enfermedad mental
teutónica-, que confunde juegos lógicos de palabras con
las profundidades de la realidad creada y agraciada por
Dios misericordioso. Háblese de la Inmaculada a la luz
de la “justificación” aquello por lo que el hombre se
hace justo o agradable a Dios. Eso que le hace justo,
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