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Solemnidad. Inmaculada Concepción de la ... - Autores Catolicos

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tan aguerrida como <strong>de</strong>sorganizada. Pero hará falta casi<br />

un año <strong>de</strong> combates. Debió <strong>de</strong> ser una pesadil<strong>la</strong> <strong>de</strong><br />

sangre y fuego.<br />

“En Higüey, <strong>la</strong> tropa españo<strong>la</strong>, mandada por Juan <strong>de</strong><br />

Esquivel, sojuzgó a los taínos <strong>de</strong> Cotubanamá. Esquível<br />

<strong>de</strong>jó allí una pequeña guarnición <strong>de</strong> nueve hombres al<br />

mando <strong>de</strong> Martín Vi<strong>la</strong>mán. Más oscuras fueron <strong>la</strong>s cosas<br />

en el otro <strong>la</strong>do <strong>de</strong> <strong>la</strong> is<strong>la</strong>, en Jaragua, don<strong>de</strong> los<br />

taínos se hal<strong>la</strong>ban en guerra con otras tribus, porque<br />

<strong>la</strong> vida <strong>de</strong> aquellos pueblos nunca fue pacífica.<br />

Anacaona hay que insistir en ello, era viuda <strong>de</strong><br />

Caonabó, el cacique que más se había distinguido contra<br />

los españoles. Sin embargo, tras <strong>la</strong> <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> él, <strong>la</strong>s<br />

cosas <strong>de</strong>bieron <strong>de</strong> temp<strong>la</strong>rse mucho. Lo suficiente como<br />

para que un español, Hernando <strong>de</strong> Guevara, entrara en<br />

amores con <strong>la</strong> hija <strong>de</strong> Anacaona, Higüemota. La muchacha<br />

se cristianó como Ana, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces fue Ana<br />

Guevara. Tuvieron una hija: Mencía. Pero Hernando era<br />

uno <strong>de</strong> los que, como Roldán, se había levantado contra<br />

<strong>la</strong> autoridad españo<strong>la</strong>, así que fue ap<strong>de</strong>dreaado y<br />

ejecutado. Ana quedó con su madre, Anacaona. En<br />

principio, como aliados <strong>de</strong> los españoles. Pero una<br />

extraña historia iba ccomplicar el paisaje.<br />

“Para unos, Anacaona era una especie lujuriosa<br />

serpiente que seducía y atrapaba a cuantos españoles<br />

caían en sus re<strong>de</strong>s. Para otros, era una gran señora <strong>de</strong><br />

modales principescos, inteligente y hermosa, amante <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s artes y venerada por su pueblo. En realidad todas<br />

esas cualida<strong>de</strong>s no son incompatibles. El hecho es que<br />

un tal Sebastián <strong>de</strong> Vitoria, colono en La Españo<strong>la</strong>,<br />

trató <strong>de</strong> <strong>de</strong>sposar a anacaona y hacerse rey <strong>de</strong> Jargua.<br />

Pero Anacaona, viuda y hermosa <strong>de</strong> caciques <strong>de</strong>rrotados<br />

por los españoles, no aceptó a semejante pretendiente.<br />

Sebastián <strong>de</strong> Vitoria salió <strong>de</strong> allí jurando venganza. Y<br />

<strong>la</strong> obtuvo <strong>de</strong> <strong>la</strong> manera más brutal.<br />

“Ovando, en su campaña <strong>de</strong> occi<strong>de</strong>nte, iba acogotando<br />

poco a poco a los taínos. Tras varios combates contra<br />

los españoles, <strong>la</strong> cacica organizó una asamblea para<br />

recibir a Ovando en son <strong>de</strong> paz. Numerosos jefes <strong>de</strong><br />

tribu- entre cincuenta y ochenta, según los<br />

testimonios- se reunieron en el caney <strong>de</strong> <strong>la</strong> anfitriona,<br />

aquel<strong>la</strong>s anchas construcciones <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y paja que<br />

servían como casa <strong>de</strong> los caciques y centro <strong>de</strong> reunión<br />

<strong>de</strong>l pueblo. Nicolás Ovando acudió al caney. Pero<br />

entonces el gobernador recibió una carta <strong>de</strong> Sebastián<br />

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