el convivio dante alighieri - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual
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EL CONVIVIO<br />
DANTE ALIGHIERI<br />
135<br />
movimiento, entra en él, así nosotros debemos arriar las v<strong>el</strong>as de nuestras obras mundanas<br />
y volver a Dios con todo nuestro entendimiento y todo nuestro corazón, de modo que se<br />
llegue a aqu<strong>el</strong> puerto con toda suavidad y toda paz.<br />
Y con <strong>el</strong>lo tendremos en nuestra propia naturaleza gran enseñanza de suavidad,<br />
porque con muerte tal no hay dolor ni amargura alguna; mas d<strong>el</strong> mismo modo que una<br />
manzana madura se desprende de las ramas fácilmente y sin violencia, así nuestra alma se<br />
parte sin du<strong>el</strong>o d<strong>el</strong> cuerpo que ha estado. Por lo cual, Aristót<strong>el</strong>es dice en de Juventud y<br />
Senectud que «no hay tristeza en la muerte que llega a la vejez». Y d<strong>el</strong> mismo modo que al<br />
que llega de largo camino, antes de que entre por las puertas de su ciudad, le salen al<br />
encuentro los ciudadanos de <strong>el</strong>la, así al alma noble le sale al encuentro, como deben<br />
hacerlo, los ciudadanos de la eterna vida.<br />
Y así lo hacen por sus buenas obras y contemplaciones; porque, habiéndose ya<br />
entregado a Dios y abstraídose en las cosas y pensamientos humanos, le parece ver<br />
aqu<strong>el</strong>los que cree que están junto a Dios. Oye lo que dice Tulio en boca de Catón <strong>el</strong> viejo:<br />
«Voime con grandísimo afán de ver a nuestros padres que yo amé, y no sólo a <strong>el</strong>los, mas<br />
también a aqu<strong>el</strong>los de quienes oí hablar». Ríndese, pues, a Dios <strong>el</strong> alma noble en esta edad,<br />
y espera <strong>el</strong> fin de esta vida con mucho deseo, y le parece salir de la hospedería y volver a su<br />
propia casa; le parece salir d<strong>el</strong> camino y volver a la ciudad; le parece salir d<strong>el</strong> mar y volver al<br />
puerto.<br />
¡Oh, míseros y viles que a v<strong>el</strong>as desplegadas corréis a este puerto, y allí donde<br />
debierais reposar, os rompéis por <strong>el</strong> ímpetu d<strong>el</strong> viento y os perdéis allí donde tanto habéis<br />
caminado! El caballero Lanzarote no quiso entrar ciertamente a v<strong>el</strong>as desplegadas, ni<br />
nuestro nobilísimo Latino Guido Montef<strong>el</strong>trano. Antes bien, estos nobles arriaron las v<strong>el</strong>as de<br />
las obras mundanas, porque en su edad avanzada se entregaron a la r<strong>el</strong>igión, deponiendo<br />
todo d<strong>el</strong>eite y obras mundanas. Y no se puede nadie excusar por estar unido en avanzada<br />
edad con lazo de matrimonio; porque no se entrega a la r<strong>el</strong>igión solamente <strong>el</strong> que se hace de<br />
hábito y vida igual a San Benito, San Agustín, San Francisco y Santo Domingo, sino que<br />
también se puede volver a verdadera y buena r<strong>el</strong>igión estando en matrimonio, que Dios no<br />
quiere que seamos r<strong>el</strong>igiosos sino de corazón.<br />
Y por eso les dice San Pablo a los romanos: «No aquél que manifiestamente es<br />
judío, ni la que se manifiesta en la carne es circuncisión; mas aqu<strong>el</strong> que a escondidas es<br />
judío; y la circuncisión d<strong>el</strong> corazón en <strong>el</strong> espíritu no en la letra, es circuncisión; la alabanza de<br />
lo cual no la hacen los hombres, sino Dios.<br />
Bendice también <strong>el</strong> alma noble en esta edad los tiempos pasados, y bien los<br />
puede bendecir; porque, volviendo a <strong>el</strong>los la memoria, se acuerda de sus buenas obras, sin<br />
las cuales al puerto adonde se dirige no se podría llegar con tanta riqueza ni tanta ganancia.<br />
Y hace como <strong>el</strong> buen mercader que, cuando está ya cerca de su puerto, examina su botín y<br />
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