el convivio dante alighieri - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual
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EL CONVIVIO<br />
DANTE ALIGHIERI<br />
demás repercute de estas int<strong>el</strong>igencias iluminadas primeramente. Mas como quiera que aquí<br />
se ha hecho mención de luz y de esplendor, para su perfecta comprensión mostraré la<br />
diferencia entre estos vocablos, según <strong>el</strong> sentir de Avicena. Digo que la costumbre de los<br />
filósofos es llamar al ci<strong>el</strong>o luz, en cuanto está en <strong>el</strong> origen de su fuente; llamarle rayo, en<br />
cuanto está intermedio entre <strong>el</strong> principio y <strong>el</strong> primer cuerpo donde termina; llamarle<br />
resplandor, en cuanto está reflejado en otra parte. Digo, pues, que la divina virtud sin<br />
intermediario trae este amor a semejanza suya. Y esto puede demostrarse manifiestamente,<br />
pues que siendo <strong>el</strong> divino amor en todo eterno, así es menester que necesariamente lo sea<br />
su objeto, de modo que sean cosas eternas las que Él ama. Y así han de amar este amor;<br />
porque la sabiduría, en la cual este amor se cumple, eterna es. De aquí que, se haya escrito<br />
de <strong>el</strong>la: «Fue creada en <strong>el</strong> principio anterior a los siglos; y en <strong>el</strong> siglo que ha de venir no<br />
vendrá a menos». Y en los Proverbios de Salomón dice la propia sabiduría: «Estoy ordenada<br />
eternamente». Y en <strong>el</strong> principio d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de Juan se puede ver claramente su eternidad.<br />
De aquí se origina que allí donde este amor resplandece, todos los demás amores se<br />
oscurecen y casi se apagan, puesto que su eterno objeto vence y sobrepuja<br />
desproporcionadamente a los demás objetos. Y por eso los más exc<strong>el</strong>entes filósofos lo<br />
demostraron claramente con sus actos, por los cuales sabemos que de ninguna cosa se<br />
curaban, sino de la sabiduría. Por lo cual, Demócrito, descuidando la propia persona, no se<br />
cortaba barba, cab<strong>el</strong>los ni uñas. Platón, despreciando los bienes materiales, no se curó de la<br />
dignidad real, que hijo de rey fue. Aristót<strong>el</strong>es, no curándose de ningún amigo-contra su mejor<br />
amigo después de aquélla-, luchó así contra <strong>el</strong> ya nombrado Platón. Y ¿por qué hablamos de<br />
estos tan sólo, cuando encontramos otros que por estos pensamientos despreciasen su vida,<br />
como Zenón, Sócrates, Séneca y otros muchos? Así pues, está manifiesto que la divina<br />
virtud, a manera de áng<strong>el</strong>, desciende a los hombres en este amor. Y para comprobarlo<br />
exclama <strong>el</strong> texto a seguida: Y si hay dama gentil que no lo crea, vaya con <strong>el</strong>la y contemple,<br />
etc. Por dama gentil se entiende <strong>el</strong> alma noble de ingenio y libre en su potestad, que es la<br />
razón. Por lo cual, las demás almas no se pueden decir señoras, sino siervas; porque no<br />
existen por sí ni por otras; y <strong>el</strong> filósofo dice en <strong>el</strong> segundo de la Metafísica que es libre<br />
aqu<strong>el</strong>la cosa que lo es por su causa y no por ajena.<br />
Dice: Vaya con <strong>el</strong>la y contemple sus actos, esto es, acompáñese de este amor y<br />
mire a aqu<strong>el</strong> que dentro de él encontrará; y en parte apunta algo cuando dice: Allí donde <strong>el</strong>la<br />
habla, desciende; es decir, donde la filosofía está en acto, desciende un c<strong>el</strong>estial<br />
pensamiento, en <strong>el</strong> cual se razona que ésta es operación más que humana. Dice d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o,<br />
para dar a entender que no solamente <strong>el</strong>la, sino los pensamientos amigos suyos, son<br />
abstraídos de las cosas bajas y terrenas.<br />
Luego, a seguida, se dice cuán avalora y enciende <strong>el</strong> amor allí donde se muestra<br />
con la suavidad de sus actos, que son todas sus gracias honestas, dulces y sin altivez<br />
alguna. Y a seguida para persuadir más de su compañía, dice: Gentil y hermoso es cuanto<br />
en la dama se descubre cuanto a <strong>el</strong>la se asemeja. Además añade: Y puédese decir que su<br />
semblante ayuda; donde se ha de saber que <strong>el</strong> mirar a esta dama nos fue de antiguo<br />
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