el convivio dante alighieri - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual
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EL CONVIVIO<br />
DANTE ALIGHIERI<br />
sea dulce y parezca amarga, o bien que sea clara y parezca obscura, se verá aquí<br />
suficientemente.<br />
Después, cuando digo: Y pues que me parece que es tiempo de esperar, digo,<br />
como se ha dicho, lo que es mi intención tratar. Y aquí no se ha de pasar a la ligera eso de<br />
tiempo de esperar, puesto que es <strong>el</strong> motivo más poderoso de mi actitud; antes bien se ha de<br />
ver cómo es de razón que ese tiempo se espera en todas nuestras obras y, principalmente,<br />
al hablar. El tiempo, según dice Aristót<strong>el</strong>es en <strong>el</strong> cuarto de la Física, es número de<br />
movimiento, conforme al antes y después, y número de movimiento c<strong>el</strong>estial, <strong>el</strong> cual dispone<br />
las cosas de aquí abajo diversamente para recibir alguna infusión; porque la tierra está<br />
dispuesta de un modo al principio de la primavera para recibir la infusión de las hierbas y las<br />
flores, y de otro modo en invierno, y de distinto modo está dispuesta una estación para recibir<br />
una semilla que otra. Y así, nuestra mente, en cuanto está fundada en la complexión d<strong>el</strong><br />
cuerpo, que tiene que seguir la circunvolución d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, está dispuesto de modo diferente en<br />
un tiempo que en otro. Por lo cual, las palabras, que son como semilla de obras, débense<br />
sostener y abandonar con mucha discreción, ya porque sean bien recibidas y fructifiquen, ya<br />
porque, por su parte, no haya defecto de esterilidad. Y por eso se ha tener en cuenta <strong>el</strong><br />
tiempo, tanto por <strong>el</strong> que habla como por <strong>el</strong> que ha de oír; porque si <strong>el</strong> que habla está mal<br />
dispuesto, las más de las veces son perjudiciales sus palabras, y si <strong>el</strong> oyente está mal<br />
dispuesto, son mal recibidas las buenas. Y por eso dice Salomón, en <strong>el</strong> Eclesiastés: «Tiempo<br />
hay de hablar, tiempo hay de callar». Por lo que yo, sintiéndome turbado en mi ánimo, por <strong>el</strong><br />
motivo que se ha dicho en <strong>el</strong> capítulo precedente, para hablar de amor, me pareció que era<br />
tiempo de esperar, lo cual lleva consigo <strong>el</strong> fin de todo deseo y se presenta, casi como<br />
donante, a quienes no les du<strong>el</strong>e esperar. Pues dice Santiago Apóstol, en <strong>el</strong> quinto capítulo de<br />
su Epístola: «He aquí <strong>el</strong> agricultor que espera <strong>el</strong> precioso fruto de la tierra, esperando<br />
pacientemente hasta que reciba lo d<strong>el</strong> tiempo y lo tardío». Porque todas nuestras desazones,<br />
si buscamos bien su origen, proceden casi por entero de no saber aprovechar <strong>el</strong> tiempo.<br />
Digo, pues, que me parece conveniente esperar, y que depondré, es decir,<br />
abandonaré, <strong>el</strong> suave estilo que he usado al hablar de Amor; y digo que hablaré d<strong>el</strong> valor por<br />
<strong>el</strong> cual <strong>el</strong> hombre es verdaderamente noble. Y aunque pueda entenderse valor de varios<br />
modos, aquí se torna valor como poder natural, o más bien bondad conferida por la<br />
naturaleza, como más ad<strong>el</strong>ante se vera. Y prometo tratar este argumento con rima áspera y<br />
sutil. Porque es menester saber que la rima se puede considerar de dos maneras, a saber:<br />
amplia y estrictamente. Estrictamente entiéndese <strong>el</strong> acuerdo que se su<strong>el</strong>e hacer en la<br />
penúltima y última sílaba; ampliamente se entiende <strong>el</strong> habla que, regulada en número y<br />
tiempo, cae en consonancias rimadas, y así se ha de entender y tomar en este proemio. Y<br />
por eso dice áspera, en cuanto al sonido, que para tal argumento no conviene la lenidad, y<br />
dice sutil, en cuanto al sentido de las palabras, que proceden argumentando y disputando<br />
sutilmente.<br />
Y añado: Reprobando <strong>el</strong> juicio falso y vil, donde prometo reprobar una vez más <strong>el</strong><br />
juicio de la gente imbuida de error; falso es decir apartado de la verdad, y vil es decir con<br />
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