el convivio dante alighieri - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual
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EL CONVIVIO<br />
DANTE ALIGHIERI<br />
especial, como los cuerpos simples tienen amor naturalizado en sí a su lugar propio; y por<br />
eso la tierra siempre desciende al centro; <strong>el</strong> fuego a la circunferencia sobre <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o de la<br />
luna, y por eso siempre sube a él.<br />
Los cuerpos compuestos primero, como son los minerales, tienen amor al lugar<br />
donde está ordenada su generación, y en él crecen y de él toman vigor y potencia. Por lo<br />
cual vemos cómo la calamita recibe siempre virtud de su generación.<br />
Las plantas, que son las primeras animadas, tienen aún cierto lugar más que a<br />
otro, manifiestamente según requiere su complexión; y por eso vemos a ciertas plantas<br />
desarrollarse casi siempre a orillas d<strong>el</strong> agua, y a otras en las cimas de las montañas, y a<br />
otras al pie de los montes, las cuales, si se las muda, o mueren d<strong>el</strong> todo o viven tristes, como<br />
cosas separadas de sus amigos.<br />
Los animales brutos tienen amor más manifiesto aún, no solamente al lugar, sino<br />
que los vemos amarse unos a otros.<br />
Los hombres tienen su propio amor a las cosas perfectas y honestas.<br />
Y como <strong>el</strong> hombre -aunque su forma sea toda <strong>el</strong>la una sola sustancia-, por su<br />
nobleza participa de la naturaleza de todas estas cosas, puede tener todos estos amores, y<br />
todos los tiene.<br />
Porque por la naturaleza d<strong>el</strong> cuerpo simple que gobierna la persona, ama<br />
naturalmente <strong>el</strong> andar cuesta abajo; por eso, cuando mueve su cuerpo hacia arriba, se fatiga<br />
más.<br />
Por la segunda naturaleza d<strong>el</strong> cuerpo mixto ama <strong>el</strong> lugar a su generación y aun <strong>el</strong><br />
tiempo; y por eso cada cual naturalmente es más fuerte de cuerpo en <strong>el</strong> lugar donde es<br />
engendrado y en <strong>el</strong> tiempo de su generación que en otro. Por lo cual se lee en las historias<br />
de Hércules, y en <strong>el</strong> Ovidio Mayor y en <strong>el</strong> Lucano y otros poetas, que combatiendo con <strong>el</strong><br />
gigante llamado Anteo, cada vez que <strong>el</strong> gigante se cansaba y tumbábase a lo largo en tierra -<br />
ya por su voluntad, ya forzado por Hércules-, resurgían en él la fuerza y <strong>el</strong> vigor de la tierra<br />
en que había sido engendrado. Dándose cuenta de lo cual, Hércules le cogió al fin, y<br />
abrazándole y levantándole d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, tanto tiempo le tuvo sin dejarlo unirse a la tierra, que<br />
con facilidad lo venció y mató. Y esta batalla acaeció en África, según los testimonios<br />
escritos.<br />
Por la naturaleza tercera, a saber, lo de las plantas, tiene <strong>el</strong> hombre amor a cierto<br />
alimento, no en cuanto es sensible, sino en cuanto es nutritivo, y este tal alimento hace<br />
perfectísima la obra de esta naturaleza; y <strong>el</strong> otro no, sino imperfecta. Y por eso vemos que<br />
ciertos alimentos hacen a los hombres robustos, membrudos y colorados muy vivamente, y<br />
también lo contrario.<br />
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