el convivio dante alighieri - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual
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EL CONVIVIO<br />
DANTE ALIGHIERI<br />
siguen; los cuales se encienden muchas veces por sí mismos, tal como está determinado en<br />
<strong>el</strong> libro primero de la Meteora. Y por eso dice Albumassar que <strong>el</strong> encendimiento de tales<br />
vapores significa muertes de reyes y transmutación de reinos; porque son efectos d<strong>el</strong> señorío<br />
de Marte. Y Séneca dice por eso que en la muerte de Augusto emperador vio en lo alto una<br />
bola de fuego. Y en Florencia, al principio de su destrucción, fue vista en <strong>el</strong> aire, en figura de<br />
cruz, una gran cantidad de estos vapores secuaces de a estr<strong>el</strong>la de Marte. Y estas dos<br />
propiedades existen en la música, la cual es toda <strong>el</strong>la r<strong>el</strong>ativa, como se ve en las palabras<br />
armonizadas y en los cantos, de los cuales resulta tanto más dulce armonía cuanto más b<strong>el</strong>la<br />
es la r<strong>el</strong>ación; la cual en tal ciencia es más b<strong>el</strong>la que ninguna, porque principalmente se la<br />
propone. Además, la música atrae a sí los espíritus humanos, que son casi principalmente<br />
vapores d<strong>el</strong> corazón, de modo que casi cesan de obrar por completo; de tal modo está <strong>el</strong><br />
alma entera cuando se la oye, y la virtud de todos <strong>el</strong>los corre al espíritu sensible que recibe <strong>el</strong><br />
sonido.<br />
El ci<strong>el</strong>o de Júpiter se puede comparar a la Geometría por dos propiedades: es la<br />
una que se mueve entre dos ci<strong>el</strong>os que repugnan a su buena temperatura, como son <strong>el</strong> de<br />
Marte y <strong>el</strong> de Saturno. Por lo cual, Tolomeo dice en <strong>el</strong> libro alegado que Júpiter es estr<strong>el</strong>la de<br />
complexión templada, en medio d<strong>el</strong> frío de Saturno y d<strong>el</strong> calor de Marte. La otra es que se<br />
muestra entre todas las estr<strong>el</strong>las, blanca, como plateada. Y estas cosas existen en la ciencia<br />
de la Geometría. La Geometría se mueve entre dos que la repugnan, como son <strong>el</strong> punto y <strong>el</strong><br />
círculo -y digo círculo en sentido amplio, a toda cosa redonda, ya sea cuerpo, ya superficie-;<br />
porque, como dice Euclides, <strong>el</strong> punto es principio de aquélla, y, según dice, <strong>el</strong> círculo es su<br />
figura más perfecta, por lo cual tiene razón de fin. Así que entre punto y círculo, como entre<br />
principio y fin, se mueve la Geometría. Y estos dos repugnan a su certeza; porque <strong>el</strong> punto,<br />
por su indivisibilidad, es inconmensurable, y <strong>el</strong> círculo, por su arco, es imposible se le cuadre<br />
perfectamente, y, por lo tanto, es imposible medirle con precisión. Y además la Geometría es<br />
blanquísima, en cuanto no tiene mácula de error, y ciertísima por sí y por su sierva, que se<br />
llama perspectiva.<br />
El ci<strong>el</strong>o de Saturno tiene dos propiedades, por las cuales se puede comparar a la<br />
Astrología: una es la tardanza de su movimiento por los doce signos; que veintinueve años y<br />
más, según los escritos de los astrólogos, necesita de tiempo su círculo; la otra es que está<br />
más alto que todos los demás planetas. Y estas dos propiedades existen en la Astrología;<br />
porque para cumplir su círculo, es decir, en su aprendizaje, ha menester grandísimo espacio<br />
de tiempo, tanto para sus demostraciones, que son más que de ninguna otra de las ciencias<br />
susodichas, como para la experiencia que para discernir bien en <strong>el</strong>la se necesita. Además<br />
está más alta que todas las demás, porque, como dice Aristót<strong>el</strong>es en <strong>el</strong> principio D<strong>el</strong> alma, la<br />
ciencia es alta en nobleza, por la nobleza de su objeto y por su certeza. Ésta, más que<br />
ninguna de las susodichas, es noble y alta por su objeto alto y noble, como es <strong>el</strong> movimiento<br />
d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o; es alta y noble por su certeza, la cual no tiene defecto, como procedente de<br />
perfectísimo y regular principio. Y si alguno la cree con defecto, no es de <strong>el</strong>la, sino, como<br />
dice Tolomeo, de nuestra negligencia, y a ésta se debe imputar.<br />
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