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L I B E R A C I Ó N<br />
A N I M A L<br />
búsqueda primera de algún dato relevante que justifique la desigualdad<br />
entre los humanos y otros <strong>animal</strong>es. De hecho, estas dos preguntas se redu<br />
cen en realidad a una sola: hablar de dignidad o valor moral intrínsecos no<br />
nos ayuda, porque cualquier defensa satisfactoria de la afirmación de que<br />
todos los humanos, y sólo ellos, tienen dignidad intrínseca tendría que<br />
referirse a ciertas capacidades o características relevantes que únicamente<br />
poseen los humanos, en virtud de las cuales se les atribuye esta dignidad o<br />
valor únicos. Introducir ideas de dignidad y valor como sustitutas de otras<br />
razones para distinguir a los humanos de los <strong>animal</strong>es no basta. Las frases<br />
bonitas son el último recurso de quienes se quedan sin argumentos.<br />
En caso de que alguien piense todavía que puede ser posible encon<br />
trar alguna característica que distinga a los seres humanos de todos los<br />
miembros de las otras especies, consideremos de nuevo el hecho de que<br />
hay algunos seres humanos que se encuentran muy claramente por debajo<br />
del nivel de conciencia, autoconciencia, inteligencia y capacidad de senti<br />
miento de muchos seres no humanos. Estoy pensando en todos aquellos<br />
seres humanos que padecen graves e irreparables lesiones cerebrales y en<br />
los seres humanos recién nacidos; sin embargo, para evitar la complica<br />
ción del potencial de los recién nacidos, voy a concentrarme en los seres<br />
humanos con retrasos mentales permanentes y profundos.<br />
Los filósofos que se proponen encontrar una característica que distin<br />
ga a los seres humanos de los demás <strong>animal</strong>es raramente han seguido la<br />
vía de abandonar a estos grupos de seres humanos sumándolos a la catego<br />
ría de los otros <strong>animal</strong>es. Es fácil ver por qué no lo han hecho; adoptar<br />
esta postura sin replantearnos nuestras actitudes hacia los otros <strong>animal</strong>es<br />
signficaría que tenemos derecho a realizar experimentos dolorosos con<br />
humanos retrasados por razones triviales; de modo parecido, se supondría<br />
que tenemos el derecho de criarlos y sacrificarlos para alimentarnos.<br />
Para los filósofos que abordaban el problema de la igualdad, la forma<br />
más fácil de salvar la dificultad planteada por la existencia de seres huma<br />
nos con discapacidades mentales profundas y permanentes era ignorarla.<br />
Al filósofo de Harvard John Rawls le surgió este problema al intentar<br />
explicar, en su largo libro A Theory of justice, por qué les debemos jus<br />
ticia a los seres humanos y no a otros <strong>animal</strong>es, pero se lo quitó de encima<br />
con la siguiente observación: «No puedo examinar aquí este problema,<br />
pero doy por hecho que mi exposición sobre la igualdad no se vería<br />
esencialmente afectada» 36 .<br />
36. J. Rawls, A Theory of Justice, Belknap Press, Cambridge, 1972, (ed. esp. FCE,<br />
México, 1979) p. 510. Para otro ejemplo, ver B. Williams, «The Idea of Equality», en P.<br />
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