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Además, estos mercaderes no sólo comerciaban con las ciudades
italianas sino que alcanzaban los puertos del Adriático, como una
extensión normal para una ciudad de mar y a pesar de las trabas
venecianas llegaban a los puertos de Istría, a Zara y en menor medida a
Ragusa, por lo que comenzaron a ser bien conocidos por los reyes
húngaros.
A este respecto podemos considerar que algún tipo de relación se
estableció entre Hungría y Trieste a partir del siglo X a raíz de las
invasiones húngaras a Italia de esos años.
Estos invasores, se llevaron esclavos y bienes de regreso a sus
territorios que sentaron las bases para formar un estado sedentario
cuando en el 975 el duque Géza se convierte al cristianismo y luego para
que en el año 1000 su hijo Esteban I el Santo reciba el reconocimiento
como rey de Hungría por parte del papa Silvestre II. Este mismo rey
llevará colonos extranjeros y especialmente italianos a su país para
dedicarse a las actividades agrícolas y artesanales.
Luego con Ladislao I, quien reinó entre 1077-1095 y que
estableció una alianza con el papa Gregorio VII, las relaciones
comerciales entre Trieste y Hungría se intensificaron; ésto sucedió
también por haber obtenido Hungría las ciudades Croatas de Istria y Zara
en la Dalmacia. Además la ciudad tambien se benefició del acuerdo entre
Venecia y Hungría establecido por su hijo Kálmán (1095-1116), por el cual
se permitió el movimiento libre de sus respectivos mercaderes y los
húngaros realmente no hacían distinción entre triestinos y venecianos.
Hay además que mencionar, dándole especial atención a los
tráficos terrestres triestinos que alcanzaron como ya mencionamos
Salzburg pero también lugares más lejanos como Buda y Pest en
Hungría.
Para aclarar suficientemente este aspecto y en consideración a
que en general se considera que las vías de comunicación terrestres en la
edad media se encontraban deterioradas queremos señalar las
principales vías que seguían los mercaderes desde Trieste.
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