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Las relaciones entre Venecia y Trieste a través de los siglos habían
sido siempre algo difíciles; las dos ciudades, sobre todo entre los siglos
VII y X, habían competido por el comercio, sea el marítimo en el Adriático
como el de los territorios cercanos de Friuli, Istria, Dalmacia y Carniola.
Además Trieste poseía salinas lo que era considerado como uno de los
productos más preciados en la edad media.
La diferencia entre las ciudades rivales comenzó a hacerse
evidente a partir del siglo X cuando Venecia amplió sus comercios
marítimos alcanzando las costas del Levante, Constantinopla y el Mar
Negro. Además ya a partir de las cruzadas que se sucedieron desde el
siglo XI en adelante la potencia hegemónica de Venecia fue incontenible,
tanto que como ya mencionamos en el año 1204 fue por instigación de los
venecianos que los cruzados en lugar de dirigirse a Tierra Santa optaron
por tomar Constantinopla.
Es a partir de ese momento y por los siguientes tres siglos Venecia
creció comercialmente y militarmente sin pausa.
Este crecimiento de Venecia, sobre todo en los siglos XIII y XIV al
principio benefició Trieste ya que los venecianos tan ocupados como
estaban en obtener todas las riquezas posibles de Oriente y sus
mercaderes haciendo negocios en los más remotos lugares del mundo, 145
a veces no tenían tiempo para ocuparse de sus vecinos más cercanos.
Así que después de obtener juramentos de fidelidad (Trieste, Pola)
o de sumisión (Capodistria, Pirano) y de dejar bien establecida su área de
influencia y sus puntos de compra y venta, los venecianos no se
preocupaban mayormente por ellos.
En el caso de Trieste la obligación feudal que tenía la ciudad hacia
Venecia consistía en una renovación periódica del juramento de fidelidad,
que insistimos, no era un juramento de sometimiento ya que las
obligaciones de la ciudad consistían en enviar al Doge 50 odres de vino
para el aniversario de San Marco, el patrón de Venecia, mantener libre de
piratas y corsarios las aguas y las costas del golfo y exentar de impuestos
a las mercancías venecianas además de enarbolar el pabellón veneciano
en la misma fecha en la plaza de Trieste.
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-Es emblemático señalar a Marco Polo y su familia como prototipos de los mercaderes venecianos.
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