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58 REVISTA ARGENTINA DE CARDIOLOGÍA / VOL 83 SUPLEMENTO 2 / JUNIO 2015<br />
disfunción ventricular tratados con nifedipina normalizan<br />
la función ventricular en el posoperatorio y tienen<br />
mayor sobrevida a los 10 años. (44)<br />
Sobre la base de estos conceptos, los vasodilatadores<br />
en la insuficiencia aórtica crónica grave tendrían<br />
indicación en pacientes sintomáticos que no pueden<br />
ser sometidos a cirugía, en pacientes con disfunción<br />
ventricular y en la insuficiencia cardíaca grave para<br />
mejorar la condición clínica previo a la cirugía. En<br />
pacientes asintomáticos con insuficiencia aórtica grave<br />
y función ventricular preservada, la evidencia aún es<br />
contradictoria respecto del beneficio en cuanto al enlentecimiento<br />
en la aparición de síntomas o disfunción<br />
ventricular. (45, 46)<br />
Tratamiento quirúrgico<br />
Los pacientes con insuficiencia aórtica crónica grave<br />
muestran una evolución natural muy lenta hacia el<br />
deterioro de la función ventricular, la aparición de<br />
síntomas limitantes (angina y disnea) y muerte por<br />
insuficiencia cardíaca, siendo poco frecuente la muerte<br />
súbita. (47) La mortalidad intrahospitalaria de la cirugía<br />
de la insuficiencia aórtica es variable, dependiendo<br />
de la edad del paciente y las comorbilidades asociadas<br />
(1-7%; (48) comunicaciones de nuestro país sugieren<br />
una mortalidad del 7,5%). (49)<br />
Los objetivos básicos de la cirugía valvular en esta<br />
patología, por lo tanto, son:<br />
1. Reducir la sintomatología, mejorando la calidad de<br />
vida.<br />
2. Prolongar la vida.<br />
3. Prevenir la disfunción ventricular.<br />
En este contexto, la problemática principal radica<br />
en la elección del momento óptimo para el tratamiento<br />
quirúrgico. Si es muy precoz, probablemente la<br />
morbimortalidad quirúrgica exceda la de la evolución<br />
natural. Si es muy tardía, no previene el desarrollo de<br />
disfunción ventricular. (50, 51)<br />
Para la selección adecuada de la oportunidad<br />
quirúrgica deben tenerse en cuenta las siguientes<br />
consideraciones:<br />
a) Consideración de los mecanismos y patologías<br />
asociadas:<br />
Deben evaluarse en forma independiente aquellos<br />
pacientes con patologías que modifican la evolución<br />
natural y la indicación quirúrgica. En presencia de anuloectasia<br />
aórtica, aneurisma de la aorta ascendente o disección<br />
crónica proximal, la evolución de la enfermedad<br />
de la raíz es un factor mayor en la decisión quirúrgica.<br />
Respecto de las concomitancias, la presencia de<br />
enfermedad coronaria grave sintomática no tratable<br />
mediante angioplastia puede justificar la cirugía combinada<br />
aun sin disfunción ventricular ni insuficiencia<br />
cardíaca.<br />
b) Sintomatología:<br />
La aparición de síntomas es una indicación formal<br />
de cirugía, ya que marca un cambio significativo en el<br />
pronóstico, que es peor cuanto más avanzada sea la<br />
clase funcional. (52, 53)<br />
c) La problemática del paciente asintomático:<br />
Los estudios con seguimiento prolongado de pacientes<br />
asintomáticos muestran tasas de requerimiento de<br />
cirugía valvular del orden del 5% anual y en su mayor<br />
proporción por aparición de síntomas. La aparición<br />
de disfunción ventricular asintomática aislada como<br />
criterio de indicación quirúrgica es de baja prevalencia,<br />
pero no debe subestimarse. (54, 55) Sin embargo,<br />
algunos trabajos muestran progresiones más rápidas<br />
que las consideradas en forma clásica, (8) especialmente<br />
en poblaciones más añosas que las evaluadas<br />
en dichas series.<br />
Los parámetros recomendados como sugestivos de<br />
indicación quirúrgica en los pacientes con insuficiencia<br />
aórtica asintomática se apoyan en diámetros y fracción<br />
de eyección, sin mayores modificaciones en las últimas<br />
tres décadas. Su solidez radica en su fácil accesibilidad<br />
y reproducibilidad.<br />
La ecocardiografía es la técnica de elección para el<br />
seguimiento de la función ventricular, tomándose los<br />
siguientes criterios: (56, 57)<br />
– Diámetro de fin de sístole (DFS): los pacientes con<br />
diámetros iniciales < 40 mm son de riesgo bajo. Se<br />
consideran de riesgo alto los pacientes con DFS ><br />
50 mm (eventos 19% anual) y de riesgo intermedio<br />
los pacientes con DFS de 40 a 50 mm, con tasas de<br />
eventos proporcionales a la progresión del DFS en<br />
el tiempo. Un DFS corregido por superficie corporal<br />
mayor de 25 mm/m 2 puede considerarse un criterio<br />
quirúrgico, particularmente en pacientes con superficie<br />
corporal pequeña. (53)<br />
– Otros indicadores de riesgo elevado son: un volumen<br />
diastólico > 150 ml/m 2 , un volumen de fin de<br />
sístole > 60 ml/m 2 , una FEy de reposo menor del<br />
50%.<br />
Existe controversia respecto del valor de las variaciones<br />
de la FEy de esfuerzo como variable independiente<br />
durante el seguimiento de estos pacientes, (58,<br />
59) dado que presenta una marcada relación con la<br />
evolución del DFS, ya analizado.<br />
En un estudio prospectivo (60) de seguimiento a largo<br />
plazo de pacientes con insuficiencia aórtica crónica,<br />
en los cuales se aplicaron los criterios de indicaciones<br />
quirúrgicas sostenidos en este Consenso (desarrollo de<br />
síntomas o bien una FEy < 50% o un DFS de 50 a 55<br />
mm en los pacientes asintomáticos), se observó mejoría<br />
de la sobrevida a largo plazo con una buena evolución<br />
posoperatoria y de la función ventricular izquierda.<br />
Estos resultados fueron superiores a los del grupo en los<br />
cuales la cirugía se demoró hasta estados sintomáticos<br />
más avanzados o con mayor grado de compromiso de<br />
la función ventricular izquierda.<br />
La ecocardiografía Doppler cuantitativa (8) demostró<br />
que los pacientes asintomáticos con insuficiencia<br />
aórtica grave con AORE mayores de 30 mm 2 , volumen<br />
regurgitante mayor de 60 ml/latido y volúmenes de<br />
fin de sístole mayores de 45 ml/m 2 presentaron una<br />
tasa mayor de eventos respecto de los que no alcanzaban<br />
dichos criterios, que fueron más predictivos