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0127 - Viento Sur

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embargo, la idealización de la venganza privada, de la violencia privada dirigidacontra los criminales, es extremadamente ominosa, ya que estos productos de laimaginación corresponden a una aterrorizante propagación en la vida real deviolencia al acecho o en “defensa propia”. Ayudan a propiciar y justificar talviolencia que, a su vez, toma un más acentuado contenido prefascista o protofascista,con un impulso central claramente xenofóbico y racista quedesemboca en asaltos tipo pogrom en comunidades norafricanas en Francia,comunidades asiáticas o hindúes orientales en Gran Bretaña, comunidadesturcas en Alemania, comunidades negras o hispanas en Estados Unidos, etc.Así pues, en virtud de un asombroso giro ideológico, vemos que mientras el“bandido bueno” de siglos anteriores casi siempre luchaba en pro de laigualdad y, en contra de la discriminación o la intolerancia, la contraparte defines del siglo XX lucha en pro de la desigualdad y es étnica o racialmentediscriminatoria.Más aún, la venida a menos de la ley y el orden en el thriller contemporáneo,aunque no sea objetable en principio, puede tener efectos que van másallá de la mera reaparición del bandido bueno como héroe. Cualquier forma decrimen, incluso la más degradante para la dignidad humana, puede ser interpretadacomo banal o valiente. Esto subyace a una cuestión que mencionamoscon anterioridad: que la decadencia de los valores burgueses no arroja resultadospositivos automáticamente. Puede, claro está, ir de la mano del surgimientode valores sociales de mayor altura. Pero de igual modo, puede dirigirsehacia una decadencia general de todos los valores humanos, cualquier tipo dehumanismo, cualquier reconocimiento de lo básicamente sagrado de la vidahumana y la dignidad básica de todos los seres humanos.La propagación de los juegos de vídeo y la feroz competencia que esto hadesatado han llevado a una búsqueda frenética de necesidades particulares alas cuales servir, con objeto de expandir la participación de cada manufactoren el mercado. En uno de los juegos más recientes, Vida callejera, el jugadorha de asumir el papel de un rufián. Su vida no es fácil, sus preocupaciones sonmuchas. ¿Invertirá en un Chrysler Le Baron o en un Cadillac Eldorado?¿Cuánto debe pagarle a sus prostitutas, a sus guardaespaldas, a sus abogadosy a los policías? Según el propio inventor del juego, Arthur Wood (reporterode una estación local de televisión de Houston, Texas): “Los jugadores sesumergen completamente en este miserable universo y sólo son capaces deresolver el problema adoptando los valores [sic] del más indigno de todos losrufianes.“ Aparentemente, Wood no ve ningún problema en ganar dinero diseminandolos valores de este indigno rufián: una vez más, non olet. Tal pareceque su siguiente creación gira en torno a la estimulación de distintos actossexuales ¡por medio de la computadora! (Cfr. Liberation, 2 de septiembre de1982).76 VIENTO SUR Número 127/Abril 2013

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