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Revista 99. Juventud y emprendimiento. Una oportunidad ... - Injuve

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Es más que evidente que a estas alturas, nadie discutirá que necesitamosfortalecer y ampliar la base productiva de nuestro tan debilitado tejidoempresarial. Empero no de cualquier manera, sino a través de empresascompetitivas que desarrollen productos y/o servicios diferenciados,innovadores y dotados de un significativo valor tecnológico. ¿Acasopueden los que no cumplan esos requisitos mínimos desenvolverse coneficacia en un mercado cada vez más complejo, competitivo yglobalizado? Quien no asuma que es en el marco de una economía cadavez más internacionalizada donde se va a desarrollar la actividad de laempresa española, estará fuera de juego sin discusión posible. Y son losemprendedores quienes han de ayudar a crear este nuevo tejidoempresarial. Son ellos quienes detectan nuevas <strong>oportunidad</strong>es de negocio.Quienes crean sociedades mercantiles (dotándolas del tipo depersonalidad jurídica que consideren más adecuada, que eso es lo demenos). Quienes en definitiva estructuran la economía para satisfacer lasnecesidades del mercado dentro del nuevo contexto global.El perfil del emprendedor ha sido muy bien definido en reiteradas ocasionespor los grandes gurús de la gestión empresarial. La creación de una baseempresarial sólida exige personas con iniciativa para alumbrar ideas,disposición al riesgo, capacidad para convertir esa idea brillante en unproyecto empresarial (o mejor, en una realidad) y perseverancia para vencerlas numerosas dificultades que conlleva la puesta en marcha de un negocio.En una comparecencia pública reciente, la vicepresidenta del Gobierno deEspaña, Soraya Sáenz de Santamaría, anunciaba precisamente la eliminaciónde las cargas fiscales para aquellas personas que, habiendo fracasado en suprimera aventura empresarial, estén por la labor de volver a intentarlo.Como ya hemos indicado anteriormente, muchos aún piensan que España esun país poco emprendedor. Las estadísticas les desmienten. Según la OCDE 2(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), en el año1996 había en nuestro país un 25% de trabajadores autónomos sobre lapoblación ocupada. ¡Uno de cada cuatro españoles!. Y este dato contrastabacon 13,6 % del Reino Unido o el aún más modesto 8,4% de los EstadosUnidos de América. Y la tendencia, a pesar de haberse reducido, nossigue posicionando como país emprendedor. Más recientemente, elDirectorio Central de Empresas (DIRCE) 3 concluía que en enero del año2010 había en España prácticamente 3,3 millones de pymes, el 99,88% delcenso total de empresas, excluido el sector primario donde se engloba alas de la agricultura, la ganadería y la pesca. Tan elevado número demercantiles nos da una ratio de 7 pymes por cada 100 habitantes, 14,2 porcada 100 trabajadores activos y 17,8 por cada 100 ocupados. A pesar deldescenso del ratio desde el año 1996, España sigue siendo un paíspredominantemente de pequeñas empresas. Eminentementeemprendedor. Sin embargo, existe una flagrante contradicción entre lasestadísticas y la realidad económica. Nuestro alto nivel de<strong>emprendimiento</strong> no está alineado con un liderazgo económico con el quesupuestamente debiera estar asociado. Algo falla en nuestro tejidoempresarial. Circunstancia que hemos de analizar con más detalle.(2)Self-employment as a % of allemployment - OECD LabourForce Statistics(3)Retrato de la PYME 2011 -Subdirección General defomento empresarial ­Secretaría General deIndustria - Ministerio deIndustria, Turismo yComercioUno de los problemas -no sería una tontería decir que el principal- radicaen la falta de capacidad tecnológica, de innovación, de desarrollo y decompetitividad de las miles de empresas que nacen cada año en España.En demasiados casos, los índices de supervivencia son ínfimos y ello sedebe a la escasa capacidad competitiva en un mundo, como hemos yaindicado, cada vez más globalizado, competitivo y exigente.Afortunadamente, cada vez se detecta una mayor concienciación entrelos empresarios, los trabajadores y la sociedad en general, de que esnecesario conducir nuestro modelo productivo por los derroteros de unaapuesta mucho más decidida por la I+D+i (Innovación, Desarrollo eInvestigación). También los poderes públicos han interiorizadoperfectamente el mensaje, por mucho que las urgencias económicas y,sobre todo, la falta de presupuesto parezca alejarles de este ambiciosoobjetivo.<strong>Juventud</strong> y <strong>emprendimiento</strong>. <strong>Una</strong> <strong>oportunidad</strong> en tiempos de crisis 71

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