Revista-USAC-No.-32
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Carlos González Orellana: Un país incómodo<br />
Que es como se ha hecho en países como<br />
el nuestro, en los que el pasado reciente (y<br />
remoto) representa problemas estructurales<br />
que empañan el desarrollo justo y equitativo<br />
de las relaciones económicas y sociales.<br />
¿Hacia dónde nos conduce el olvido de<br />
nuestra memoria? El perdón difícil es el título<br />
que Paul Ricoeur le da al epílogo de su<br />
libro La memoria, la historia, el olvido. Dicho<br />
libro es el penúltimo publicado por Ricoeur,<br />
luego de un extenso y vital ejercicio<br />
de profundización y reflexión humanística y<br />
filosófica. En él, el olvido es problematizado<br />
como un fenómeno más complejo que el<br />
cierre del ciclo constituido por la memoria<br />
y la historia.<br />
El olvido representa en primer lugar una<br />
amenaza, que evidencia la vulnerabilidad de<br />
la memoria y pone en riesgo el desarrollo<br />
epistemológico de la historia. Si nos ubicamos<br />
en el caso de Guatemala, el olvido está<br />
vinculado con un ejercicio de manipulación<br />
de la memoria.<br />
Es común que las instituciones educativas<br />
corran un tupido velo sobre la historia reciente<br />
para evitar tratar el tema del conflicto<br />
armado. Incluso, es posible que se niegue o<br />
que sea representado como una gesta heroica<br />
gracias a la cual hoy tenemos elecciones<br />
democráticas y podemos tomar Coca Cola<br />
y comer en McDonald’s mientras estamos<br />
conectados a Internet a través de nuestros<br />
teléfonos hechos en la maquila de un país<br />
extranjero con condiciones laborales igual<br />
de depauperadas que las nuestras.<br />
En primer lugar, debemos recordar que<br />
toda epopeya es un constructo retórico, que<br />
busca crear una obra literaria.<br />
En segundo lugar, las epopeyas que podemos<br />
leer hoy a través de la historia están<br />
hechas siguiendo el discurso de los vencedores<br />
1 .<br />
En tercer lugar, esta argumentación se<br />
vuelve inválida, ya que la epopeya es una<br />
construcción con valor literario y, vamos,<br />
es aberrante llamar epopeyas a todas las<br />
construcciones discursivas de los vencedores<br />
guatemaltecos. Este tipo de relatos surge<br />
gracias a la construcción de la subjetividad<br />
heroica de la posguerra. En este tipo de casos,<br />
contra la falsa epopeya está la historia,<br />
esclarecida y documentada. La labor de la<br />
Comisión para el Esclarecimiento Histórico<br />
(CEH, de aquí en adelante) es valiosísima<br />
para este fin, ya que representa una narración<br />
lejana en la medida de lo posible de los<br />
sesgos políticos.<br />
Dentro de ese tipo de ejercicios de duelo,<br />
fincados en el conocimiento mismo de<br />
la pérdida, es posible ejercer el perdón. El<br />
único perdón posible para la sociedad guatemalteca<br />
llegará el día que las condiciones<br />
de vida respondan a las necesidades de la<br />
totalidad de la población.<br />
Llegará el día que en las instituciones<br />
educativas el informe de conclusiones de la<br />
CEH: Guatemala, memoria del silencio, sea<br />
una lectura obligatoria y que aunado al desarrollo<br />
personal y al cuadro profesional de<br />
las personas se valore también la dimensión<br />
del conocimiento que tiene sobre su país.<br />
De lo contrario, estaremos inmersos en acciones<br />
fallidas, tratando de salvar un país<br />
que jamás llegó a conformarse como tal.<br />
La confrontación<br />
Las reacciones ante los juicios de los exmilitares<br />
vinculados con asesinatos civiles<br />
durante el conflicto armado se fundan en<br />
dos argumentos: primero reclaman que el<br />
juicio fue viciado por la ideologización del<br />
sistema de justicia. Argumento que resulta<br />
inválido, ya que tanto los militares como las<br />
fuerzas populares están sujetas a los dictámenes<br />
jurídicos del sistema.<br />
Por otro lado, el segundo argumento es<br />
recurrir a la rememoración del pasado desde<br />
la subjetividad heroica, diciendo que fue<br />
gracias a los militares que se evitó que las<br />
garras oscuras del comunismo se apoderaran<br />
del país. En conjunto con este argumento<br />
se estableció una compleja y enorme<br />
estructura de propaganda que satanizaba el<br />
comunismo como una especie de bestia infernal<br />
que devoraba a las naciones. Este último<br />
argumento es el más alarmante, ya que<br />
es inaudito que en pleno siglo XXI se sigan<br />
utilizando este tipo de fundamentalismos<br />
ideológicos. Sobre todo porque fue gracias<br />
a estos fundamentalismos absolutos que se<br />
llegaron a concebir las políticas y prácticas<br />
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