Revista-USAC-No.-32
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Álvaro Sánchez: Black Rebel Motocycle Club<br />
84<br />
Lago de alguna manera ayudó a refrescar<br />
el sonido del grupo.<br />
Basta con oír joyas como “Lose Yourself”<br />
o “Some Kind of Ghost” y porque<br />
después de todo a quien no le gusta ver a<br />
una chica desarmando una batería como<br />
si se tratara de un sacrificio como los<br />
que se practicaban en el viejo testamento,<br />
solo que este dedicado a los dioses<br />
del rock ‘n’ roll y sin tanta sangre de por<br />
medio o tal vez sí.<br />
La búsqueda interna de la banda se<br />
percibe a partir del disco Howl que de<br />
alguna manera me remitió inmediatamente<br />
al texto sagrado de Allen Ginsberg.<br />
Por su contenido lírico, muy parecido<br />
a la literatura beatnik en su parte<br />
espiritual. O como si se tratara de alguien<br />
que buscó el exilio en el porche de<br />
alguna casa en algún lugar olvidado del<br />
sur americano hace más de 100 años. En<br />
una cacería de inspiración y salvación.<br />
El sonido Post Grunge y un tanto melancólico<br />
de las guitarras se impregna en<br />
canciones como “Ain’t <strong>No</strong> Easy Way”,<br />
“Howl” o “Restless Sinner”. En una extraña<br />
mezcla del sonido de Johnny Cash<br />
combinado con el de Love and Rockets.<br />
Cuando lo pienso este es un disco que<br />
poco a poco crece en nuestro interior<br />
y las melodías se van marcando como<br />
tatuajes en nuestra piel. Y de alguna<br />
forma nos enfrenta a cuestiones del espíritu.<br />
Y lo digo sin ningún delirio religioso,<br />
pero ese es el sentimiento con el<br />
que fue creado este album en particular.<br />
El de la introspección personal. Basta<br />
con leer letras como la de “Devil’s Waitin”<br />
que reza así : «They say there’s a<br />
passing where all stand to judge But the<br />
devil’s a waitn’ with Christ like a son<br />
When the look comes your way you best<br />
say was I For the reasons you hold give<br />
reasons to die ».<br />
<strong>No</strong> podía dejar de mencionar el disco<br />
en vivo Black Rebel Motorcycle Club<br />
Live in Paris. Básicamente es una selección<br />
de canciones representativas de sus<br />
álbumes anteriores. La edición contiene<br />
un DVD del concierto, donde se puede<br />
disfutar de la energía y entrega de la<br />
banda en el escenario. Donde nuestros<br />
ojos son hipnotizados por la guitarra de<br />
Peter Hayes y sus acordes neopsicodélicos.<br />
Soltando en cada guitarrazo rock<br />
‘n’roll puro sin adulterar. Como un buen<br />
trago del whiskey más fino.<br />
Cabe decir que también se puede disfrutar<br />
la fuerza femenina de Shapiro en<br />
la batería. Nada que envidiarle a ningún<br />
baterista masculino. El sonido de sus<br />
tambores le otorga a la banda un aura<br />
ritualista en el escenario.<br />
Este disco doble es como un menú<br />
para viejos y nuevos fans. A mi criterio<br />
hizo falta un poco más de canciones de<br />
los primeros álbumes. Aún así la selección<br />
es buena y la producción del DVD<br />
en vivo es muy buena. <strong>No</strong> deja de hacernos<br />
sentir en primera fila deseando que<br />
nuestros oídos se llenen de esas melodías<br />
y de los ritmos producidos por la<br />
armonica de Robert L.<br />
Con los años BRMC se ha dado el<br />
lujo de poder moverse en escenarios pequeños<br />
como grandes arenas. Cosa que<br />
es digna de admirarse porque mantienen<br />
ese balance sin caer en una sobreproducción<br />
del sonido o de los shows en<br />
vivo, manteniendo esa fuerza a manera<br />
de gasolina combinada con rock ‘n’ roll<br />
en el trío.<br />
Es necesario mencionar de nuevo el<br />
album “Specter at the Feast” como parte<br />
de un ciclo importante en la banda donde<br />
reafirman su sonido que sigue siendo<br />
a mi criterio una bienvenida con los<br />
brazos abiertos a nuestro peor estado de<br />
ánimo con el universo, esto debido a los<br />
arreglos que proporcionan una mayor<br />
textura a las canciones.<br />
Un dato curioso es el cover de “Let<br />
The Day Begin” el primer single lanzado<br />
por la banda. Originalmente de<br />
la banda del papá de Robert Levon llamada<br />
The Call en la cual se siente una<br />
especie de liberación emocional muy<br />
clara, bastante palpable, que sirve no<br />
sólo como un hermoso tributo a la memoria<br />
de Michael Been, sino de alguna<br />
forma marca el ritmo del disco. “Lose<br />
Yourself” también tiene el mismo toque<br />
melancólico.<br />
En general es un disco agradable,<br />
uno que todos los fans han disfrutado.<br />
Conforme lo he escuchado desde que<br />
lo conseguí, he descubierto que cada<br />
vez que le doy play a este disco, es de<br />
esos que crecen en uno. Y estoy seguro<br />
que para las personas que lo descubran<br />
será la misma experiencia. Si bien<br />
el ritmo tiende a arrastrarse a veces y<br />
en canciones como “Hate the Taste” y<br />
“Funny Games”, dos de las pistas más<br />
pesadas brindan un aporte de esa maraña<br />
de blues-rock muy característica de<br />
la banda.<br />
Este séptimo álbum es un ligero retorno<br />
a sus etapas más densas, pero de<br />
alguna forma más filtrada. Un sonido<br />
de rock de garaje como el de sus dos<br />
primeros discos, pero con una calidad<br />
más pulida. Sin embargo, mientras más<br />
evolucionan, crean riffs más memorables<br />
con suficiente fuerza para mantener<br />
nuestra atención.<br />
Otro dato interesante es que el disco<br />
fue grabado en su mayor parte en el<br />
estudio de Dave Grohl en Los Ángeles,<br />
en la misma consola de la que se habla<br />
en el excelente documental Sound City,<br />
dándole un toque más místico a las canciones<br />
por así decirlo. A mi parecer este<br />
disco le dio a la banda una nueva vida.<br />
Como si los dioses del rock les dieran<br />
una segunda oportunidad de continuar<br />
con lo que saben hacer. Con su propia<br />
música y conservar la parte autoral.<br />
Para este trío el camino aún tiene muchas<br />
sorpresas, como si tuvieran cosas<br />
que de alguna forma tienen que seguir<br />
purificando.<br />
“Pasamos dos años haciendo este disco,<br />
gracias por estar ahí para nosotros”,<br />
dice el guitarrista Peter Hayes.<br />
Tal vez eso explica como canción por<br />
canción este álbum está lleno de vida y<br />
oscuridad. De la melancolía del blues<br />
pero con otro feeling. Uno más esperanzador<br />
Ės increíble que hayan pasado 15<br />
años desde su espectacular debut. Con 7<br />
discos de estudio, pareciera que la banda<br />
está lejos de parar. Cruzo dedos porque<br />
la gasolina rockanrolera no se les termine<br />
aún.<br />
Pero ciertamente el tiempo ha volado<br />
y no puedo creerlo. Se me disolvió<br />
el tiempo como agua entre las manos,<br />
y eso de alguna forma me hace ir a lugares<br />
de mi pasado o de mi propia historia<br />
con la banda como otro fan más.<br />
Haciéndome extrañar los días en donde<br />
podía conducir mi viejo volkswagen por<br />
la noche sin un rumbo fijo solo por que<br />
sí. Prender la radio y escuchar buena<br />
música como ésta. <strong>No</strong> sé si será la nostalgia<br />
de los días de gloria del rock, o<br />
qué se yo. Pero esos días quedaron atrás<br />
en recuerdos que ya se vuelven un poco<br />
borrosos en mi cabeza y la música de la<br />
radio. Sus decadentes pop stars con sus<br />
canciones sobre traseros es lo más inteligente<br />
y trendy son lo mejor que pueden<br />
decir. Al final a quién se le puede<br />
echar la culpa. ¿A las masas que ya se<br />
cansaron de pensar un poco? ¿A nadie<br />
le gusta ya escuchar música que rete sus<br />
sentidos? ¿Se extinguieron los melómanos<br />
empedernidos ? Quién sabe. Solo<br />
sé que toda esa basura musical hace que<br />
mis oídos sangren y que mis dientes<br />
rechinen cuando la escucho. O tal vez<br />
simplemente voy entendiendo de que se<br />
trata hacerse viejo y convertirme en un<br />
fantasma.