Revista-USAC-No.-32
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TREINTA AÑOS DE UNA<br />
DEMOCRACIA QUIMÉRICA<br />
Leo de Soulas<br />
Aunque oficialmente el conflicto armado<br />
finalizó el 29 de diciembre de 1996, la<br />
instauración de la democracia significó el<br />
fin del período más cruento de los 36 años<br />
de conflicto. De ahí que sea conveniente<br />
señalar que el arribo de la Democracia<br />
Cristiana al poder, en 1986, representó un<br />
cambio significativo en la historia del país,<br />
no por la llegada de este partido –porque<br />
su advenimiento fue una cuestión de suerte<br />
histórica–, sino por lo que implicó en el<br />
devenir de sucesos que habían acontecido<br />
en las últimas décadas. Ante el predominio<br />
de regímenes militares surgió la necesidad<br />
de buscar alternativas que superaran el esquema<br />
de administración castrense, que tan<br />
profundas heridas había dejado en el país.<br />
<strong>No</strong> obstante, la restauración de gobiernos<br />
civiles constituyó una oportunidad para<br />
dar seguimiento al proyecto democrático<br />
que se vio interrumpido luego de la caída<br />
de Jacobo Árbenz en 1954. Sin embargo,<br />
aunque el sistema democrático se logró<br />
restablecer con éxito en lo relativo al tema<br />
electoral, la sociedad guatemalteca todavía<br />
se encontraba demasiado lejos de alcanzar<br />
una democracia plena, puesto que los vicios<br />
cimentados tras largos gobiernos de represión<br />
y abuso dieron como resultado una nación<br />
traumatizada, violenta y dominada por<br />
el miedo.<br />
Ante un panorama como este, era de<br />
esperarse que solo un proceso de ensayo y<br />
error fuera capaz de ir recuperando el equilibrio<br />
de la dinámica social, tal y como parece<br />
demostrarlo la historia de tres décadas<br />
de gobiernos que, muy a pesar de ellos y de<br />
la población, han ido tanteando lentamente,<br />
con aciertos y retrocesos, la configuración<br />
de un proyecto de nación. Esto quiere decir<br />
que, más que un “tomar conciencia” repentino<br />
de las mieles de la democracia y de los<br />
fatales resultados que signaron con sangre<br />
y oscuridad el ocaso de los gobiernos militares,<br />
pareciera que las administraciones<br />
de las últimas tres décadas se entregaron a<br />
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