You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
CAPÍTULO 11
ra igualmente enmascarada y vestida con elegancia pero, al
mismo tiempo, con una cierta austeridad. Su aire imperioso
indicaba que era un personaje de alto rango.
»Si la joven no hubiera llevado máscara, es obvio que
yo podría haber sabido con más certeza si de verdad estaba
concentrada en la contemplación de mi niña, o si fue simplemente
mi imaginación. Ahora le puedo asegurar que no era
mi imaginación.
»Estábamos en uno de los salones cuando mi querida
niña, la pobre, que había bailado mucho, descansaba en una
silla cerca de la puerta. Yo estaba de pie, no lejos de ella. Las
dos mujeres que acabo de mencionar se acercaron, y la joven
se sentó al lado de mi niña. Su acompañante, o chaperón, se
paró al lado mío, y durante un tiempo se dirigía en susurros
a la joven.
»Contando con el privilegio que le daba la máscara, se
volteó hacia mí y me habló como si fuéramos viejos amigos,
llamándome por mi nombre. Su conversación me picó la curiosidad,
pues se refirió a varias circunstancias en las que me
había conocido: en la Corte, y también en casas de personas
distinguidas. Trajo a la memoria pequeños incidentes en los
que yo no había vuelto a pensar en mucho tiempo, aunque
estaban allí en mi mente, porque volví a recordarlos vívidamente
apenas ella los mencionó.
»Creció en mí una enorme curiosidad por saber quién
era. Ella, con mucha habilidad y elegancia, sorteaba mis intentos
por descubrir su identidad. Demostraba un conocimiento
inexplicable de tantos detalles de mi vida. Se deleitaba,
además, haciendo maniobras para frustrar mi curiosidad,
y gozaba viendo mi perplejidad ante cada nueva muestra de
su familiaridad con mis andares.
105