Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
CARMILLA
Entendí todo perfectamente unos días después ya que, con
la desaparición de Carmilla, se acabaron mis sufrimientos nocturnos.
Usted se habrá enterado, sin duda, de la superstición que
abunda en Estiria, Moravia, Silesia y la Serbia turca, sin hablar
de Polonia y Rusia. Más que una superstición es una convicción
acerca de la existencia de los vampiros.
Ahora bien, si algo valen los testimonios de seres humanos
tomados con todo cuidado y solemnidad, y registrados judicialmente
ante numerosas comisiones consistentes de personas escogidas
por su inteligencia e integridad, y que abarcan informes
más voluminosos de los que existen acerca de cualquier otro
tipo de casos, entonces es difícil negar, o aun dudar, que exista
el fenómeno conocido como el vampiro. Por mi parte, no conozco
ninguna teoría más convincente para explicar lo que yo
misma he visto y experimentado.
Al día siguiente se llevaron a cabo unos procedimientos formales
en la capilla de los Karnstein. Se abrió la fosa donde estaba
enterrada la condesa Mircalla y tanto mi padre como el general
reconocieron el rostro de la hermosa y pérfida mujer que nos
había visitado. A pesar del siglo y medio que había trascurrido
desde sus funerales, sus facciones llevaban la calidez de un ser
vivo. Tenía los ojos abiertos y ningún hedor de cadáver emanaba
del ataúd. Los dos médicos presentes, uno oficialmente, y
otro por parte del promotor de la encuesta, reconocieron un hecho
extraordinario: se apreciaba en la mujer una leve respiración
y la acción correspondiente de su corazón. Sus miembros eran
perfectamente flexibles, la carne elástica, y el cuerpo dentro del
ataúd de plomo estaba inmerso en un baño de sangre de siete
pulgadas de profundidad. Se presentaban, entonces, todos los
reconocidos signos y pruebas del vampirismo.
136