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CAPÍTULO 13
El leNador
Sin embargo, no demoraron en aparecer algunos inconvenientes.
En primer lugar, Millarca padecía una
languidez extrema (aparentemente una secuela de su
reciente enfermedad) y jamás salía de su alcoba hasta
bien entrada la tarde. Además, se descubrió accidentalmente
que, a pesar de que ella siempre cerraba la puerta de su
alcoba con llave desde adentro y nunca sacaba la llave de
la cerradura hasta cuando permitiera entrar a una sirvienta
para asistirla en el baño, no obstante se ausentaba de su habitación
con cierta frecuencia en la madrugada, y también
en ciertos momentos en el curso del día. Y esto ocurría aun
cuando ella indicaba que todavía no se había movido de su
cuarto. Contradiciendo esto, desde las ventanas del castillo
varias personas la habían visto, en la primera tenue luz de
la madrugada, caminando entre los árboles, yendo hacia el
oriente y con la apariencia de una persona en trance. Lo cual
me convenció de que ella era sonámbula. Pero esta hipótesis
no resolvió el misterio. ¿Cómo fue capaz de salir de su alcoba
y, al mismo tiempo, dejar la puerta cerrada con la llave
adentro? ¿Y cómo se escapaba de la casa sin abrir ninguna
puerta y ninguna ventana?