Volumen 18. Teatro - Novela - "La Edad de Oro"
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248 MARTÍ / NOVELA<br />
acabó <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> esto 1 wía. Qui2n estaba en cl teatro, no le importaba<br />
mucho saberlo: Juan no había ectado* , pero ia la saIida quién estaba?<br />
ino recuerdas quién estaba a la sa!ida? iEstaba...? y no acababa <strong>de</strong><br />
preguntar quién había eEtado. Ni sabía Sol por quién le preguntaba.<br />
No: Sol no había visto a nadie. Iba muy contenta. <strong>La</strong> directora la<br />
había tratado con mucho cariño. Sí, Pedro Real había estado; pero<br />
no a saludarla: nadie había subido a saludarla. <strong>La</strong> habian mirado<br />
mucho. Decían que el cónsul francés había dicho una cosa muy bonita<br />
<strong>de</strong> ella. Pero al salir, no, no vio a nadie. Sol quería Ilegar pronto,<br />
porque se habia quedado triste doña Andrea. Y al llegar en esta con.<br />
versación al colegio, Lucía besó a Sol con tanta frialdad, que la niña<br />
se <strong>de</strong>tuvo un momento mirándola con ojos dolorosos, que no apearon el<br />
ceño <strong>de</strong> su amiga. Y <strong>de</strong> pronto, por muchos días, cesó Lucia <strong>de</strong> verla.<br />
Sol se había afligido, y doña Andrea no; aunque la ponía orgullosa<br />
que le quisiesen a su hija; pero Lucía no: ella no veía nunca con gusto<br />
a Lucía. Un día antes <strong>de</strong> la procesión Lucía había vuelto a la casa <strong>de</strong><br />
Sol. Que la perdonase. Que Ana estaba muy sola. Que $11 estaba más<br />
linda que nunca. “Mira, mañana te mandaré !a camelia más linda que<br />
tenga en casa. Yo no te digo que vengas a mi balcón, porque... Yo sé<br />
que tú vas a! balcón <strong>de</strong> la directora. Pero mira, vas a estar Iindisima;<br />
ponte la camelia en la cabeza, a la <strong>de</strong>recha, para que yo pueda vertela<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi balcón.” Y le tom6 las manos, y se las besó; y conforme con-<br />
versaba con Sol, EC pasaba suavemente la mano <strong>de</strong> ella por su mejilla;<br />
y cuando le dijo adiós, la miraba como si supiera que corría algún pe-<br />
ligro, y le avisase <strong>de</strong> él, y cuando fue hacia el coche, ya se le iban <strong>de</strong>s-<br />
bordando las lágrimas.<br />
--i Allí está, allí está! dijo como involuntariamente, y reprimiéndose<br />
enseguida que lo había dicho, una <strong>de</strong> las hermanas <strong>de</strong> Sol, la mayor, la<br />
que no era bella, la que no tenia más que dos ojos muy negros y aca-<br />
riciadores, expresivos y dulces como los <strong>de</strong> !a llama, el animal que muere<br />
cuando Ic hablan con ru<strong>de</strong>za.<br />
--iQuién?<br />
-No, no era nadie: Juan Jerez, en el balcón <strong>de</strong> Lucía.<br />
-Si, ya lo veo. Lucía está mirando para acá. Y se <strong>de</strong>sprendió, y<br />
voivió a pren<strong>de</strong>r, par? que Lucía Io notase, y supiera que pensaba en<br />
clla. Hermanita, dijo <strong>de</strong> pronto Sol en voz baja: hermanita, ;,no íe<br />
parece que Juan Jerez es muy bueno? Yo quisiera verlo más. Nunca<br />
!o he visto cuando he ido a casa <strong>de</strong> Lucía. Yo no sé que tiene, pero<br />
AMISTAD FCSESTA 249<br />
me parece mejor que todos los <strong>de</strong>más. ¿Tú crees que él querrá mucllq<br />
a Lucía?<br />
lfermanita no queria <strong>de</strong>cir nada, hacía como que no oía.<br />
-Juan Jerez iha antes algunas veces a casa, antes <strong>de</strong> que yo saliew<br />
<strong>de</strong>l colegio; iwrdad? Cubntame, tú que lo conoces. Yo sé que él se<br />
vn R ca5ar con Lucía, aunque ella no me habla <strong>de</strong> él nunca; pero a mi<br />
me Fusta hablar <strong>de</strong> él. A Lucía no me atrevo n preguntarle, como ella<br />
no IIIF dice... El ha sido muy bueno con mamá, jno? i<strong>La</strong> directora lo<br />
quiere tanlo! hIira, allí vuelve a pasar Pedro Real: ies buen mozo <strong>de</strong><br />
verns! pero yo le hallo unos ojos extrañou, no son tan dulces como IOS<br />
<strong>de</strong> Juan. No sé; pero el único que me dijo algo la noche <strong>de</strong> Keleffy, que<br />
110 se me ha olvidado, fue Juan Jerez.<br />
Hermanita no <strong>de</strong>cía palabra. Se le habían puesto los ojos muy negros<br />
y gran<strong>de</strong>s como para contener algo que se salía a ellos.<br />
Klln, que no miraba hacia el balcón, sentía que Juan Jerez había tenido<br />
puesta buen tiempo su mirada larga y bondadosa en Sol. Juan, que aca-<br />
riciaba los mármoles, que seguia por las calles a los niños <strong>de</strong>scalzos hasta<br />
que sabía don<strong>de</strong> vivían, que levantaba <strong>de</strong>l suelo las flores pisadas, si<br />
no lo veian, y les peinaba los pétalos, y las ponía don<strong>de</strong> no pudiesen<br />
pisarlas más. De la misma manera, y con aquel <strong>de</strong>leite honrado que<br />
produce en un espiritu mo la contemplación <strong>de</strong> la hermosura, había<br />
Juan mirado a Sol largamente.<br />
Lucía no estaba allí entonces. iPobre Ana! Cuando ya iban pasando<br />
los últimos soldados, pali<strong>de</strong>ció, se le cubrió el rostro <strong>de</strong> sudor, cerró 10s<br />
ojos, y cayó sobre sus rodillas. <strong>La</strong> llevaron cargada para a<strong>de</strong>ntro, a<br />
volverle el sentido. Parecía una santa, vestida <strong>de</strong> blanco, con su cara<br />
amarilla. Lucía no se apartaba <strong>de</strong> su lado; Ana había vuelto en sí; Lucía<br />
habia mirado ya muchas veces a la puerta, como preguntándose dón<strong>de</strong><br />
estaría Juan. “iEn el balcón? iQue no e8té en el balcón!” Y aun<br />
<strong>de</strong>smayada Ana, por poco no le abandona la mano.<br />
--iVete, vete con Juan! le dijo Ana, apenas abrió los ojos, y le notó el<br />
trastorno; y con la mano y la sonrisa la echaba hacia la puerta suavemente.<br />
-Bueno, buel 3, vengo enseguida.<br />
Y fue al balcón <strong>de</strong>rechamente.<br />
-i Juan!<br />
--iY Ana? iCómo está Ana?<br />
El bn!& <strong>de</strong> la directora ec-taba ya vacío.<br />
-Ya este bien: ya está bien. iYo no sabia don<strong>de</strong> tú estabas!