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Volumen 18. Teatro - Novela - "La Edad de Oro"

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EL CAMAR6N ENCANTADO<br />

Cuento <strong>de</strong> magia <strong>de</strong>l francés <strong>La</strong>boukzye<br />

Allá por un pueblo <strong>de</strong>l mar Bá!tico, <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> Fkusia. vivi? ei pobre<br />

Loppi, en un casuca viejo, sin más compaiiía que su hacha y 8; mujer.<br />

El hacha i bueno ! ; pero la mujer se llamaba Masitas, que quiere c?ecir<br />

“fresa agria”. Y era agria Masicas <strong>de</strong> veras, como ia fresa aihestre,<br />

i Vaya nn nombre: Masitas , t Ella nunca se enojaba, por supuesto, cuando<br />

le hacian el gusto, o no la contra<strong>de</strong>cían; pero si se quedaba sin ei<br />

capricho, era <strong>de</strong> irse a los bosques por no oirla. Se estaba callada <strong>de</strong> la<br />

mañana a la noche, preparando el regaño, mientras Loppi andaba afuera<br />

con el hacha, corta que corta, buscando el pan: y en cuanto entraba<br />

Loppi, no paraba <strong>de</strong> regañarlo, <strong>de</strong> la noche a la mañana. Porque estaban<br />

muy pobres, y cuando la gente no es buena, la pobreza los pone <strong>de</strong> mal<br />

humor. De veras que era pobre la caaa <strong>de</strong> Loppi: las araiías no hacían<br />

telas en sus rincones porque no había allí moscas que coger, y dos ratones<br />

que entraron extraviados, se murieron <strong>de</strong> hambre.<br />

Un día estuvo Masitas mas buscapleitos que <strong>de</strong> costumbre, y el buen<br />

leñador salió <strong>de</strong> la cass suspirando, con el morra: vacio al hombro: el<br />

morral <strong>de</strong> cuero, don<strong>de</strong> echaba el pico <strong>de</strong> pan. o la col, o las papas que<br />

le daban <strong>de</strong> limosna. Era muy <strong>de</strong> mañanita, y al pasar cerca <strong>de</strong> un<br />

charco vio en la yerba húmeda uno que le pareció animal raro y negruzco,<br />

<strong>de</strong> muchas bocas, como muerto o dormido. Era gran<strong>de</strong> por cierto: era<br />

un enorme camarón. “i Al saco el camarón! : con esta cena le vuelve cl<br />

juicio a esa hambrona <strong>de</strong> Masitas; ¿q uién sabe lo que dice cuando tiene<br />

hambre?” Y echó el camarón en el saco.<br />

Pero iqué tiene Loppi, que da un saito atrás, que le tiembla la barba,<br />

que se pone @lido? Del fondo <strong>de</strong>l saco salió una voz tristisima: el<br />

camarón le estaba hab!audo:<br />

EL CAURÓY ENCANTADO 433<br />

--ParsLe. srci_ro, $fzte, y déja;ne ir. Yo soy el más viejo <strong>de</strong> loa<br />

camarones: más dc un siglo tengo yv : iq tié vas d hacer con este carapncho<br />

duro? Sé bueno conmigo, ccmo tú quieres que scan buenos contigo.<br />

-Prrdi%ame, camaroncito, que yo te <strong>de</strong>jaría ir; pero mi mujer está<br />

esprrando su cer.a, y si le digo que encontré e! camarón mayor <strong>de</strong>l mundo,<br />

J q.:e lo <strong>de</strong>jé escapar, esta noche sé yo a lo que suena un palo <strong>de</strong> escoba<br />

cuando se lo rompe su mujer a uno en las costillas.<br />

-Y ipor qué se lo has <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir a tu mujer?<br />

-i Ay, camaroncito ! : eso me dices tú porque no sabes quién es<br />

hiasicas. Masicas es una gran persona, que lo lleva a uno por la nariz, y<br />

uno se <strong>de</strong>ja llevar: Masitas me vuelve <strong>de</strong>! reves, y me saca todo lo que<br />

tengo en el corazón: Mas& sabe mucho.<br />

-Pues mira, leñador, que yo no soy camarón como parezco, ainv<br />

una maga <strong>de</strong> mucho po<strong>de</strong>r, y si me oyes, tu mujer se contentará, y si no<br />

me oyes, toda la vida te has <strong>de</strong> arrepentir.<br />

-Tú contenta a Masitas, y yo te <strong>de</strong>jaré ir, que por gusto a nadie le<br />

hago daïro.<br />

-Dime qué pescado le gusta más a tu mujer<br />

--Pues el que haya, camarón, que los pobres no escogen: lo que has<br />

<strong>de</strong> hacer ea que no vuelva yo con el morral vacío.<br />

-Pues ponme en la yerba, mete en el charco tu morral abierto, y<br />

di: “iPeO?& al morral!”<br />

Y tantos peces entraron en el morral que casi se le iba Loppi <strong>de</strong> la+<br />

manos. <strong>La</strong>s manos le bailaban a Loppi <strong>de</strong>l asombro.<br />

-Ya ves, leñador-le dijo el camarón,-que no soy <strong>de</strong>sagra<strong>de</strong>cido.<br />

Ven acá todas las mañanas, y en cuanto digas: “i Al morral, peces!”<br />

tendrás cl morral lleno, <strong>de</strong> los peces colorados, <strong>de</strong> los peces <strong>de</strong> plata, <strong>de</strong><br />

los peces amarillos. Y si quieres algo más, ven y dime así:<br />

“Camaroncito duro,<br />

Sácame <strong>de</strong>l apuro”:<br />

y yo saldré, y veré lo que puedo hacer por ti. Pero mira, ten juicio, y<br />

no le digas a tu mujer lo que ha sucedido hoy.<br />

-Probaré, señora maga, probaré-dijo el leñador; y puso en la<br />

yerba con mucho cuidado el camarón milagroso, que se metió <strong>de</strong> un salto<br />

en el agua.<br />

Iba como la pluma Loppi, <strong>de</strong> vuelta a su casa. El morral no le pesaba,<br />

pero lo puso en el suelo antes <strong>de</strong> llegar a la puerta, porque ya no podía

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