Volumen 18. Teatro - Novela - "La Edad de Oro"
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484 MARTf / LA EDAD DE ORO<br />
jorobadita que se volvió una flor: un juguete no más le pidió, y lo puso<br />
a los piea <strong>de</strong> la cama y le acarició a la criada la mano, y se quedó dormida.<br />
Encendió la criada la lámpara <strong>de</strong> velar, con su bombillo <strong>de</strong> ópalo: salió<br />
<strong>de</strong> puntillas: cerró la puerta con mucho cuidado. Y en cuanto atuvo<br />
cerrada la puerta, relucieron dos ojitos en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la sábana: se alzó<br />
<strong>de</strong> repente la cubierta rubia: <strong>de</strong> rodillas en la cama, le dio toda la luz<br />
a la lámpara <strong>de</strong> velar: y se echó sobre el juguete que puso a los piea,<br />
sobre la muñeca ngla. <strong>La</strong> besó, la abrazó, se la apretó contra el corazón:<br />
“Ven, pobrecita: ven, que esos malos te <strong>de</strong>jaron aquí sola: tú no estás<br />
fea, no, aunque no tengas más que una trenza: la fea es ésa, la que han<br />
traído hoy, la <strong>de</strong> los ojos que no hablan: dime, Leonor, dime, jtú<br />
pensaste en mí?: mira el ramo que te traje, un ramo <strong>de</strong> nomeolvi<strong>de</strong>s, <strong>de</strong><br />
los más lindos <strong>de</strong>l jardín: iasí, en el pecho! @ta es mi muñeca linda!<br />
¿y no has Horado? ite <strong>de</strong>jaron tan sola! jno me mires así, porque voy<br />
a llorar yo! ino, tú no tienes frío! iaquí conmigo, en mi almohada, verás<br />
como te calientas! i y me quitaron, para que no me hiciera daño, el dulce<br />
que te traía! i así, así, bien arropadita! ia ver, mi beso, antes <strong>de</strong> dormirte!<br />
iahora, la lámpara baja! i y a dormir, abrazadas las dos! i te quiero,<br />
porque no te quieren!”<br />
CUENTOS DE ELEFANTES<br />
De Africa cuentan ahora muchas cosas extrañas, porque anda por<br />
n!li la gente europea <strong>de</strong>scubriendo el pais, y los pueblos <strong>de</strong> Europa quieren<br />
mandar en aquella tierra rica, don<strong>de</strong> con el calor <strong>de</strong>l sol crecen plantas<br />
<strong>de</strong> esencia y alimento, y otras que dan fibras <strong>de</strong> hacer telas, y hay oro<br />
y diamantes, y elefantes que son una riqueza, porque en todo el mundo se<br />
ven<strong>de</strong> muy caro el marfil <strong>de</strong> sus colmillos. Cuentan muchas cosas <strong>de</strong>l valor<br />
con que se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n los negros, y <strong>de</strong> las guerras en que andan, como<br />
todos los pueblos cuando empiezan a vivir: que pelean por ver quién<br />
es más fuerte, o por quitar a su vecino lo que quieren tener ellos. En<br />
estas guerras quedan <strong>de</strong> esclavos los prisioneros que tomó en la pelea el<br />
vencedor, que los ven<strong>de</strong> a los moros infames que andan por allá buscando<br />
prisioneros que comprar, y luego los ven<strong>de</strong>n en las tierras moras. De<br />
Europa van a Africa hombrea buenos, que no quieren que haya en el<br />
mundo estas ventas <strong>de</strong> hombres; y otros van por el ansia <strong>de</strong> saber, y<br />
viven años entre las tribus bravas, hasta que encuentran una yerba rara,<br />
o un pájaro que nunca se ha visto, o el lago <strong>de</strong> don<strong>de</strong> nace un río: y<br />
titros van <strong>de</strong> tropa, a sueldo <strong>de</strong>l Khedive que manda en Egipto, a ver<br />
romo echan <strong>de</strong> la tierra a un peleador famoso que llaman el Mahdi, y<br />
dice que él <strong>de</strong>be gobernar, porque él es moro libre y amigo <strong>de</strong> los pobres,<br />
no como el Khedive, que manda como criado <strong>de</strong>l Sultán turco extranjero,<br />
y alquila peleadores cristianos para pelear contra el moro <strong>de</strong>l país, y<br />
quitar la tierra a los negros sudaneses. En esas guerras dicen que murió<br />
un inglés muy valiente, aquel “Gordon el chino”, que no era chino, sino<br />
muy blanco y <strong>de</strong> ojos muy azules, pero tenía el apodo <strong>de</strong> chino, porque<br />
cn China hizo muchas heroicida<strong>de</strong>s, y aquietó a la gente revuelta con el<br />
cariño más que con el po<strong>de</strong>r; que fue lo que hizo en el Sudán, don<strong>de</strong><br />
vivía solo entre los negros <strong>de</strong>l pais, como su gobernador, y se les ponía<br />
<strong>de</strong>lante a regañarlos como a hijos, sin más armas que sus ojos azules,