Volumen 18. Teatro - Novela - "La Edad de Oro"
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368 MARTí / U EDAD DE ORO<br />
atrio al principio fue la casa entera, y <strong>de</strong>spués no era más que el portal,<br />
<strong>de</strong> don<strong>de</strong> ae iba por un pasadizo al patio interior, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> columnas,<br />
adon<strong>de</strong> daban loa cuartos ricas <strong>de</strong>l señor, que para cada cosa tenía un<br />
cutio diferente: el cuarto <strong>de</strong> comer daba al corredor, lo mismo que la<br />
sala y el cuarto <strong>de</strong> la familia, que por el otro lado abría sobre un jardín.<br />
Adornaban las pare<strong>de</strong>s con dibujos y figuras <strong>de</strong> colores brillantes, y en<br />
los recodos había muchos nichos con jarras y estatuas. Si la casa estaba<br />
en calle <strong>de</strong> mucha gente, hacían cuartos con puerta a la calle, y los<br />
alquilaban para tiendas. Cuando la puerta estaba abierta se podia yer<br />
Palacio bizantino<br />
haata el fondo <strong>de</strong>l jardín. El jardín, el patio y el atrio tenían alre<strong>de</strong>dor<br />
en muchas casas una arquería. Luego Roma fue dueña <strong>de</strong> todos los paisee<br />
que tenía alre<strong>de</strong>dor, hasta que tuvo tantos pueblos que no los pudo<br />
gobernar, y cada pueblo se fue haciendo libre y nombrando su rey, que<br />
era el guerrero máa po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>l país, y vivía en su castillo<br />
<strong>de</strong> piedra, con torres y portalones, como todos los que llamaban “‘señores”’<br />
en aquel tiempo <strong>de</strong> pelear; y la gente <strong>de</strong> trabajo vivía alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los<br />
castillos, en casuchos infelices. Pero el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Roma había sido muy<br />
gran<strong>de</strong>, y en todas partes había puentes y arcos y acueductos y templos<br />
como loa <strong>de</strong> los romanos; Solo que por el lado <strong>de</strong> Francia, don<strong>de</strong> había<br />
muchos castillos, iban haciendo las fábricas nuevas, y las iglesias sobre<br />
todo, como si fueran a la vez fortalezas y templos, que es lo que liaman<br />
“arquitectura románica”, y <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> los persas y <strong>de</strong> los árabes, por<br />
don<strong>de</strong> está ahora Turquía, les ponían a los monumentos tanta riqueza<br />
y color que parecían las iglesias cuevas <strong>de</strong> oro, por lo gran<strong>de</strong> y lo resplan-<br />
LA lIISTORL4 DEL IIOAIURE 369<br />
<strong>de</strong>ciente: <strong>de</strong> modo que cuando los pueblos nuevos <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> Francia<br />
anpeznron a tener ciuda<strong>de</strong>s, las casas fueron <strong>de</strong> portales oscuros y <strong>de</strong><br />
muchos techos <strong>de</strong> pico, como las iglesias románicas; y <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> Turquín<br />
eran las casas como palacios, con las columnas <strong>de</strong> piedras ricas, y el suelo<br />
<strong>de</strong> muchas piedrecitas <strong>de</strong> color, y las pinturas <strong>de</strong> la pared con el fondo<br />
<strong>de</strong> oro, y los cristales dorados: había barandas en las casas bizantinas<br />
hechas con una mezcla <strong>de</strong> todos los metales, que lucía como fuego: era<br />
feo y pesado tanto adorno en las casas, que parecen sepulturas <strong>de</strong> hombre<br />
vanidoso, ahoxa que están vacías.<br />
Palacio árabe<br />
En España habían mandado también los romanos; pero los moros<br />
vinieron luego a conquistar, y fabricaron aquellos templos suyos que<br />
Ilaman mezquitas, y aquellos palacios que parecen cosa <strong>de</strong> sueño, como si<br />
ya no st viviese en el mundo, ‘sino en otro mundo <strong>de</strong> encaje y <strong>de</strong> flores:<br />
las puertas eran pequeñas, pero con tantos arcos que parecían gran<strong>de</strong>s: las<br />
columnas <strong>de</strong>lgadas sostenían los arcos <strong>de</strong> herradura, que acababan en<br />
pico, como abriéndose para ir al cielo: el techo era <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra fina: pero<br />
todo tal!ndo, con sus letras moras y sus cabezas <strong>de</strong> caballos: las pare<strong>de</strong>s<br />
estaban cubiertas <strong>de</strong> dibujos, lo mismo que una alfombra: en los patios<br />
<strong>de</strong> mármol había laureles y fuentes: parecían como el tejido <strong>de</strong> un velo<br />
aquellos halcones.<br />
Con las guerras y las amista<strong>de</strong>s se fueron juntando aquellos pueblos<br />
diferentes, y cuando ya el rey pudo más que los señores <strong>de</strong> los castillos, y<br />
tcodos los hombres crelan en el cie!o nuevo <strong>de</strong> los cristianos; empezaron R<br />
hacer las iglesias ‘igóticas” con sus arcos <strong>de</strong> pico, y sus torrea como agujas<br />
que llegaban a las nubes, y sus pórticos bordados, y sus ventanns <strong>de</strong>