El Humanista ubetense Juan Pasquau Guerrero y su época

Otros de sus compromisos, más protocolario, del mes de noviembre fue
atender al Consejero de la Embajada de Francia en España, Edouard Pommier. Éste,
tras conocer la ciudad de la mano de su Cronista, le comentó el acierto de la UNES-
CO al haber sido Úbeda declarada «Ciudad Ejemplar del Renacimiento», con motivo
del Año Arquitectónico. Mucho más emotivo para Juan fue asistir, el 27 de diciembre,
a un acto Homenaje en Linares con motivo del nombramiento de Hijo Predilecto a
Lolo Lozano Garrido. Y una noticia curiosa: recibió en casa unas participaciones de
lotería del torero Carnicerito de Úbeda, que en una ocasión le brindó un toro. Aunque
Juan no era muy aficionado a la llamada Fiesta Nacional, se sentía muy orgulloso
de los éxitos de sus paisanos y ellos lo notaban y se lo agradecía con esto pequeños
gestos. Además esta fiesta tenía después de todo arte y tradición. Era un modo de
llenar el ocio menos malo que otros. A Juan le preocupaba como llenar el tiempo de
ocio, y dedicó un precioso artículo, con fino sentido de humor, a este tema, del que
reproducimos unos fragmentos para cerrar este año y este capítulo de su vida:
«Ganivet escribía que «nada es más difícil que conocer a un hombre viéndole
trabajar en su oficio. «Hay –añadía– que estudiarle en sus ratos de ocio». Por eso,
más significativa que la profesión de cada uno es, a veces, la afición.
La cuestión tiene mucha más importancia cuando se considera que la civilización
nos conduce a un tiempo en que el ocio va a ocupar extensas latitudes en el horario
de todos los hombres.
Hoy por hoy, la personalidad de la mayoría de los hombres no ha alcanzado un
punto razonable de desarrollo si juzgamos por la uniformidad con que se procede
en los «tiempos libres». ¿Será porque los tiempos libres son escasos y, por tanto,
no dejan margen suficiente para vaciar en ellos nuestras auténticas aficiones?
Claro está que si solo hay media hora libre al día no la vamos a dedicar a divertirnos
con la filosofía; es mucho mas expedito emplearla en la información deportiva,
el crucigrama o el festival de la canción… Probablemente, con más tiempo
libre, uno se iría menos al bar. El bar es para los cuartos de hora que preceden o
que siguen al trabajo, para esos minutos escasos en que no hay tiempo para otra
cosa. ¿Es que va Ud. a dedicarse a traducir a Tácito de dos menos veinte a dos de
la tarde?...Con la perspectiva de cinco horas seguidas enteramente nuestras, sería
otra cosa. Porque con el tiempo sucede lo que con el dinero: cuando es escaso se
malgasta más fácilmente.
Nadie se hace rico aprovechando bien las monedas de cinco céntimos; tienen que
ser, por lo menos, monedas de cinco duros. Nadie se puede hacer sabio tampoco
–ni músico, ni artista, ni poeta, ni jugador de ajedrez– rebuscando minutos libres.
De todas formas no está claro. A lo mejor con el aumento del ocio, aumentaba la
necedad. A lo mejor, a más libre, más imbécil…Urge ir preparando a los jóvenes
para el ocio. Para el presente y para el futuro ocio...» 777 .
777 J. PASQUAU, «El ocio», diario Jaén, 8 – IV- 9
El humanista ubetense Juan Pasquau Guerrero
y su época
3 7