El Humanista ubetense Juan Pasquau Guerrero y su época

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ternidad del Instituto de Estudios Giennenses celebradas en la Sierra de Cazorla.
La familia prepara un viaje al Pirineo francés, de 10 días de duración, muy cerca de
la región de sus antepasados. Habían alquilado un piso en Ancizan, un pueblecito de
montaña que prestó a Juan un nuevo escenario de campo para sus paseos y sus reflexiones.
Para ellos fue especialmente emotiva la visita al santuario de Lourdes. Sobre
esta visita Juan escribió meses más tarde un genial artículo en ABC, titulado «No es
una tarjeta postal», que se publicó el día 19 de diciembre.
De finales de julio es una columna que le dedicaron en la prensa de Jaén,
ensalzando sus valores humanos, su sencillez, el tributo que rinde a la amistad, y
trazando otra semblanza personal íntima, que hace más próximo si cabe a nuestro
personaje: comentan que se le olvidó asistir a una cena homenaje en su honor, añadiendo:
«A pocos hombres se le olvida una cosa así. Pero Juanito es de esa forma
y no hay quien lo pueda cambiar, afortunadamente para él. Es un gran periodista
y no tiene carnet como tal. Es un gran historiador y no llegará nunca a ser académico.
Aunque él no lo crea tiene una gran vocación política y sólo ha llegado a ser
concejal. En lo que ha llegado a la cima es en el oficio de padre. Ahí están sus hijos
para demostrarlo; sencillos, inteligentísimos, trabajadores, hasta «despistados» 8 8 .
Muy profundo es su artículo «El Estado», publicado este mes, y de agosto es un
trabajo titulado «De una Dama», que habla sobre la originalidad, sobre lo auténtico
y sobre lo vulgar, sobre todo cuando es extravagante, y «Serenidad» 8 9 . También
a finales de agosto se publicó en ABC uno de sus mejores artículos, a mi juicio,
titulado «¿Urgente o importante?». Si hubiera que elegir un artículo característico
de Juan Pasquau, este sería uno de los candidatos. Es difícil entresacar párrafos de
él. Lo mejor es leerlo completo 870 .
En septiembre se inician las tareas escolares, que Pasquau ejerció hasta
su enfermedad final, pero su producción literaria no cesa: buenos colaboradores
en el Colegio (como su Secretario, D. Eusebio Campos Jimeno), le ayudan en las
tareas de gestión y programación, lo que a él le permite dedicar tiempo y energías
a aquello en lo que más empeño quiso poner: escribir, escribir, transmitir el pensamiento
del que se sintió simple heredero, o acaso traductor para su tiempo y su
mundo, como si la conciencia de la caducidad de su vida le apremiase para decir
todo lo que llevaba dentro: pero a esa edad madura sigue siendo demasiado lo que
se aprende y lo que se descubre, y por eso la tarea siempre se queda a medias. En
septiembre escribe bastantes colaboraciones para la prensa, analizando en ocasiones
el devenir de la situación política. Uno muy interesante es el titulado «Pasado y
futuro», donde de nuevo reflexiona sobre el paso del tiempo. Un tiempo que corre
8 8 Escribe esto en diario Jaén, Cuenca, el 21 de julio de 197 .
8 9 Diario Jaén, 17 y 18 de agosto, 1977.
870 Está recogido en su libro A la busca del hombre perdido.
Adela Tarifa Fernández