Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
niev, el Mayo del 68 es una divertida y jocosa<br />
revolución generacional (las fábricas<br />
en paro sólo se encuentran en hemerotecas<br />
concretas) que se sintetiza en la perfectamente<br />
absorbible pintada “Parad el<br />
mundo que me quiero bajar”. Las batallas<br />
por la independencia americanas, africanas<br />
y asiáticas se reducen a las élites gobernantes<br />
hoy día. La lucha de clases no<br />
es parte de la historia; sólo es un acicate<br />
ideológico de los, como la propia historia<br />
demuestra, malditos. No cabe pensar, es<br />
obvio, en un demiurgo incluso grupal, de<br />
clase, que reconvierta así la historia para<br />
que deje de serlo; pero la confluencia de<br />
enseñanzas, el adaptacionismo de la supervivencia<br />
ideológica y el discurso político<br />
unificador, a menudo disfrazado de diversificación<br />
territorial, lo sustituyen con<br />
una efectividad mayor. Porque también la<br />
acción y el pensamiento político participan<br />
de la misma línea: los partidos, ahora<br />
también algunas posiciones mayoritarias<br />
en los sindicatos europeos, africanos,<br />
americanos, asiáticos, dejan de ser instrumentos<br />
de la sociedad civil –de nuevo el<br />
relegado Antonio– para instituirse en<br />
Nº 82 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA<br />
fragmentos más o menos orgánicos de la<br />
Administración estatal. De ahí a pasar de<br />
la historiografía hagiográfica que sitúa en<br />
Alejandro, Arsubanipal, César, Carlomagno,<br />
Luis, Enrique, Cromwell, Robespierre,<br />
Napoleón, Lincoln, Rasputín, el Tío<br />
Ho, Mao, Lenin, Rossevelt, Churchill,<br />
Stalin, Hitler, Franco, Mussolini, Sengor,<br />
Mobutu, Mitterrand la esencia política<br />
del devenir humano, a la idea de los Estados<br />
democráticos investidos de una ontología<br />
propia y pura sólo hay un paso; un<br />
movimiento que –lo veremos y lo estamos<br />
viendo– ya ha sido realizado.<br />
No es de extrañar que los más osados<br />
progresistas nos hablen del Estado como<br />
de una entidad cuasi metafísica cuyo funcionamiento<br />
depende tan sólo del partido<br />
en el poder: un Estado democrático no<br />
sólo es un modelo, es una realidad. Independientemente,<br />
claro está, del proceso<br />
histórico que la ha construido. De la<br />
identidad étnica, de la identidad ideológica,<br />
de la moralidad propia, pasamos al<br />
kantismo más mecanicista: la realidad<br />
(política en este caso) precede a su contenido,<br />
más aun, lo transciende apriorística-<br />
ALEJANDRO MIQUEL NOVAJRA<br />
mente. Este método, tan internacionalmente<br />
aceptado, hace que las confluencias<br />
históricas de los trabajadores bereberes,<br />
bolivianos, castellanos, catalanes, turcos,<br />
iraníes o irlandeses se segmenten en<br />
el interior de explicaciones rupturistas,<br />
pero también que los movimientos de capital<br />
más conspicuos (desde el dumping<br />
hasta la más clara y coherente inversión<br />
en espacios económicos de máxima rentabilidad)<br />
sean presentados como la lógica<br />
interna a la internacionalización, a la famosa<br />
y, no por ello menos irreal, aldea<br />
global. En este modo de construir el pasado,<br />
pero también el presente y el futuro,<br />
intervienen de manera abierta, indirecta,<br />
consciente o inconsciente, tanto los explícitamente<br />
interesados como los teóricamente<br />
afectados. La inmigración es un<br />
ejemplo escandaloso –sensu christi–: la<br />
segmentación “por ley” que significa en el<br />
mercado de trabajo europeo, norteamericano,<br />
implica también un subproducto<br />
ideológico que se concreta en la implícita<br />
segmentación de la clase obrera. El concepto<br />
de solidaridad, vieja estrategia nacida<br />
en el XIX como respuesta a la internacionalización<br />
del capital y que se materializó<br />
en el internacionalismo proletario,<br />
reasume su contenido cristiano (esta vez,<br />
sí, un epifenómeno) caritativo y projimista<br />
a través de artefactos tan lejanos al interés<br />
de clase como las ONG: otro resultado de<br />
reconvertir la historia, desde el presente,<br />
anulando una praxis constatable y trasmutándola<br />
en un mero sentimiento.<br />
Así, la unicidad global parcializada<br />
que veíamos antes en referencia a los<br />
constructos nacionales se extiende por<br />
áreas de origen, segmentando a su vez a la<br />
geografía y a la historia misma. Los procesos<br />
sociales, los conflictos y contradicciones<br />
que han articulado los cambios<br />
en las distintas formaciones sociales se eliminan<br />
o se trasladan a “otras cuestiones”.<br />
Pero también se parcelan por “áreas” de<br />
conocimiento que, cual esferas autónomas,<br />
explican (cuando lo hacen) su “parte<br />
de la historia”. ¿Qué son si no la Historia<br />
Política, la Historia Social, la Historia<br />
Económica? Sin duda se trata de marcos<br />
de especialización en estudios superiores,<br />
pero también de subdisciplinas a veces<br />
rupturistas. Hemos oído todos más de<br />
una vez explicar la historia de Roma, aun<br />
de la Caída del Imperio, aludiendo a factores<br />
externos, a corruptelas políticas de<br />
los dirigentes, aunque prescindiendo de<br />
los conflictos sociales; no suele ser infrecuente<br />
escuchar discursos que sitúan la<br />
abolición de la esclavitud en la expansión<br />
de un espíritu humanista unido a la ideo-<br />
43